lunes, 20 de febrero de 2012

Cap. XIII: Los de abajo vienen conmigo.


Mi asiento en el jeep definitivamente era el peor de todos, pero después de media hora la verdad que me empecé a sentir cómodo y todo...claro porque ya no sentía la mitad del cuerpo pero bueno.
Llegamos a Namchi y empezamos a buscar un hotel cerca del ¨Central Park¨, no entendimos bien porque pero estaban todos hasta las manos asique no había lugar en ningún lado. Recorrimos y recorrimos hasta que dimos con un hotel que además de tener espacio aparecía en los recomendados de lo que es nuestra biblia viajera, la Lonley Planet.
Del hotel la guía tenía muy buenos comentarios, decía que era cómodo, la comida sabrosa y el servicio formidable; pero advertía puntualmente lo siguiente: ¨el hotel es muy bueno bla bla bla...excepto el cuarto del subsuelo; si ud. tiene otra opción no dude en dirigirse a otro establecimiento¨. No hay que ser científico de la NASA, es obvio que fuimos a parar al subsuelo.
Entramos a la pocilga en la que teníamos que dormir los nueve, habían cuatro camas y media (una estaba hecha fleco y tenía un agujero en el medio asique no cuenta como una cama entera ni a palos). Además habían botellas tiradas en el piso, papas fritas repartidas por todo el cuarto y paredes llenas de humedad. Lo que si estaba completito era el baño, tenia el agujero en el piso, las canillas al pedo de las que no salía agua y el obligatorio hedor a muerto vencido que te nublaba la vista. Un lujo.
Arreglamos la cama con unas tablas que había en el cuarto, que al parecer también funcionaba como deposito y carpintería, y pedimos los colchones faltantes para los cuatro que iban al piso. La gente del hotel la verdad que unos fenómenos, en dos minutos transformaron el atentado que nos habían dado como habitación y lo dejaron muy presentable, pusieron sabanas limpias, barrieron las papitas y las botellas del piso y hasta le echaron un poco de desodorante de ambiente al cadáver que estaba en el baño y todo. Después de eso la verdad que no podíamos pedir más.
A Namchi habíamos ido a ver una estatua de Buda gigante de 45 metros de alto hecha teóricamente en bronce y cobre. Creo que si me das papel de diario, un tarro de plasticola, un rollo de alambre y quince minutos te hago algo mejor que la paparruchada galopante que vimos. Lo único bueno fue volver del lugar donde esta la atracción turística porque decidimos regresar caminando y nos pegamos una mega perdida que terminamos llegando a la cuidad por un callejón siniestro.
Namchi no tenia mucho que ofrecernos, la verdad que el Buda era malísimo y en menos de veinticuatro horas ya nos queríamos ir a la goma; pero las apariencias engañan y por suerte a la gorda de Camila se le prendió el olfato y no sé como hizo pero encontró una caja de Bonobones. Bonobones de verdad, como los de casa, de hecho eran hechos en casa y todo.
Se ve que a una tal Delfina un día paseando por Namchi se le apeteció un Bonobon y como no habían decidió empezar a importarlos. ¿Como sabemos el nombre de la mina que importa al norte de India los chocolates hechos por Arcor en Argentina?, a la chica esta lo que no se le ocurrió fue un buen nombre para lo que era su floreciente empresa, cuando miramos la caja para ver quien traía el producto hasta aquel lugar decía:  ¨Imported by Delfi Marketing¨. Buenísimo, clap clap clap (aplausos) para Delfi.
Después de repartir seis Bonobones para cada uno Namchi no tenia nada que pudiera atraer nuestra atención, es mas, suspendimos todas las actividades posibles en dentro de los cien kilómetros a la redonda; buscamos un jeep y a otra cosa Doña Rosa.
Esta vez no me había tocado el peor lugar en el jeep, pero aproveche que los chocolates cotizaban mas caros que un barril de crudo en el mercado global y deje caer en voz alta un ¨cambio Bonobon por asiento¨. Obviamente mi oferta tenia un destinatario puntual que no tardó ni un segundo más de lo que tardaría una tararira furiosa en atacar a una lombriz clavada en un anzuelo. En dos minutos lo tenia a Matanga comiéndose la carnada chocolatosa en lo que iba a ser mi asiento y yo estaba en el mejor lugar de todos.
El viaje fue espectacular, toda una ruta bordeando el río por kilómetros hasta Siriguri donde íbamos a hacer noche para ver si al día siguiente podíamos conseguir las visas de Nepal.
Nota: ¿porque la caja de Bonobones es mas barata en el culo del mundo que en el propio pais del que vienen los chocolates?. Nadie lo sabe.


 

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