miércoles, 22 de febrero de 2012

Cap. 15: Everest Base Camp

Hicimos un rápido ¨yo me prendo/no me prendo¨ y vimos quienes estaban para hacer, si era posible, el Base Camp cuanto antes. Nico, Matanga, Cami, Gret y yo dijimos de ir y las chicas creyeron que era demasiado y prefirieron quedarse y hacer algún otro programa durante los días que nosotros no estuviéramos.
No nos quedaba más que hacer nuestra jugada y rápido, conseguimos una agencia de treking en la calle Thamel de Katmandú y empezamos el tire y afloje con el tipo que estaba atrás del mostrador para que nos diera la mayor cantidad de beneficios por el menor precio.
Obviamente si era por el tipo nos daba un seguro contra ataque de Yeti, chalecos salvavidas y un traje de astronauta por las dudas, pero nosotros ya sabíamos que solamente necesitábamos el OK de los permisos, dos porters, bolsas de dormir, pasajes a Luckla (de donde arranca el trek) y el guía.
Una vez que resolvimos eso, que al final solo llevamos un solo porter, salimos cual quinceañeras en shopping por todo Thamel a comprar las cosas que necesitábamos para la aventura. Compramos: pastillas para purificar agua, calculamos cinco litros por día cada uno porque nos dijeron que te deshidratas mucho en la altura (eran las más berretas pero claramente el cálculo era una pelotudez, ni que nos estuviéramos yendo al Sahara); remeras tipo ¨Dri fit¨ que vendían truchas por todos lados marca ¨The North Fake¨ (ya antes de ponérnoslas tenían olor a chivo asique eran una bomba de tiempo); Snikers, íbamos a comprar cinco para cada uno por día pero el presupuesto se nos iba a la cumbre asique cerramos con veinticinco y calculamos tres por día de subida y uno por día de bajada (la gorda de Matanga estaba de luto con el recorte); medias, un encendedor - linterna (eso se llama matar dos pájaros de un tiro); pantuflas de lana para dormir y también me compre aparte un par de bolsitas de maní.
Regateamos a morir, tanto que le gente empezó a preguntarnos si éramos de Israel, encima a la deforme de Greta todas las remeras le parecían feas o le quedaban mal, largas de mangas, cortas de cintura, feo color o apretadas de cuello. Imagínense lo que jodió al pobre vendedor que el tipo resignadísimo le terminó diciendo ¨Dios cometió un error con vos¨. Recorrimos todos los recovecos de Thamel y al final conseguimos casi todo lo que queríamos, inclusive el ¨error del Señor¨ consiguió remeras adecuadas a su figura; lo único que nos faltó fueron calzones largos que no había en ningún lado.
Yo tenía mi mochi - carro asique Mica que se quedaba me presto su mochila de verdad por esos días, junte todo lo que ya tenía de antes (una campera abrigada y una impermeable, remeras, calzones, anteojos y medias viejas), más las remeras y medias que me había comprado, los Snikers, maní etc. etc. Decir que no tenía las fotos de ¨las nenas¨ como el Diego, pero si hubiera tenido juro que las llevaba pero por más cosas que trataba de meterle a la mochila no la llenaba ni hasta la mitad. ¨Ya está Silver estas en pelotas, te morís en el día tres...con suerte¨.
Nos habían dicho que ¨Base Camp no se organiza en un día...¨ error, lo organizamos en dos minutos y el veintiocho de mayo a las cinco de la mañana nos estaban pasando a buscar por el hotel para ir a tomarnos el avión a Luckla. Nos subimos a la van que nos llevaba al aeropuerto y a mitad de camino a Cami se le ocurrió preguntarle al guía si tenía las bolsas de dormir. ¨Si si, las bolsas de dormir¨ dijo el infeliz y le hizo la típica seña ¨juit - juit¨ de corte de cuello al conductor que metió vueltazo en ¨U¨ y derecho a la agencia, que encima estaba cerrada asique hasta que el pelmazo consiguió la llave para abrir y buscar las cosas paso tanto tiempo que perdimos el avión.
Por suerte que hay dos vuelos por día y que cuando llegamos al aeropuerto en el segundo ese día no viajaba ni el piloto. Conseguimos nuestros asientos, pesamos las cosas y dispusimos a esperar que llegara el colectivo que te acerca al avión. Llegó el móvil y subimos junto con los demás pasajeros, fuera de joda el colectivo tenía los mismos bancos que el comedor del mi colegio atornillados al piso, pero más allá de eso lo que más me quedó gravado en el fondo de mi cerebro rencoroso fue que había tres minas que cuando nos vieron aparecer cuchicheaban y se cagaban de risa de nuestras zapatillas diciendo ¨y pensar que nosotras pensábamos que nuestras zapatillas eran chotas...¨.
Yo las miraba pensando con bronca mientras ellas se lucían todas tuneadas con sus calzas superdeportivas. Había una toda atlética y fibrosa, otra medio pelo y una petisita que tenía las piernas más grandes que el marcador central de Atlético Ñorquinco, pobre mina parecía un pony.¨Bueh de que te las das cheronca, tampoco sos Iron Man, seguro en la subida te cago a palos¨ pensaba en mis adentros...hasta que una se dio vuelta y dejo ver su polar que tenía escrito de punta a punta de la espalda ¨Olimpiadas de Vancouver 2011¨. No había dudas que yo era un iluso y que me iba a pasar todo el treking viéndole el rabo al pony porque el ¨trio Vancouver¨ estaba más entrenado que Tyson.
Llegamos al avión que era un poco más choto que una caja de fósforos con alas, tenía una fila de un solo asiento, pasillo en el medio y otra fila de un solo asiento. No me di cuenta bien si fue que alguien se había tirado un pedo largo o que habían prendido los motores pero el artefacto empezó a enfilar para la pista y por fin despegamos.


Chortens.




Primeras vistas.



Primeras vistas.

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