sábado, 31 de marzo de 2012

Cap. 33: Colgando en tus manos.

Nuestra idea era salir de Beijing hacia el sur rumbo a Xi an asique fuimos a la estación de tren a comprar los pasajes que necesitábamos. Debemos haber estado cuatro horas  y lo único que conseguimos fue una mina con un trapeador en la mano que lo único que sabía decir en inglés era ¨the cat is under the table¨. Era increíble, Beijing capital de una de las potencias del mundo y no había ni un solo chino que hablara en otro idioma que no fuera chino, ni uno solo en ningún lado.
Nos volvimos con las manos vacías al hostel, todavía en Beijing, y mientras algunos descansábamos otros se fueron a ver unos edificios que había en otra parte de la cuidad. No tengo ni idea como hicieron pero después de como tres horas los que se habían ido a ver los edificios aparecieron con los nueve pasajes de tren a Xi an para el día siguiente. Contaron que habían llegado a otra estación de trenes donde si había alguien competente y de casualidad tenían la plata encima para los boletos asique por fin teníamos nuestra salida al próximo destino.
Al día siguiente estuvimos otras cuatro horas para explicarle al taxista donde nos tenía que llevar y de pedo no perdimos el tren, nos subimos todos con nuestras cosas y ocupamos el espacio que nos correspondía; éramos las únicas nueve personas con ojos redondos dentro de un área de tres quilómetros a la redonda asique como de costumbre deduje que estábamos viajando en uno de los trenes locales.
El transporte estaba tan limpio que si se te caía una galletita al piso la levantabas más limpia de lo que había salido del paquete, agarré mi boleto para ver qué tipo de detalles me ofrecía y claramente no entendí un culo porque estaba lleno de dibujitos chinos por todos lados; lo único entendible eran dos números 16: 30 de un lado y 19: 45 del otro pero la verdad ni idea de que se trataba.
Empezamos a rodar de a poco y comenzó el viaje, note que todos los chinos a nuestro alrededor gozaban de bolsas grandes llenas de provisiones que hasta incluían fideos instantáneos a los que solo hacen falta agregarles agua caliente para que estén listos. ¨Bue que gente exagerada…ni que se fueran a quedar a vivir en el tren¨ me dije mientras los miraba despectivo.
Si solamente yo hubiera sabido que la desgracia de viaje en tren iba a ser de treinta (si, si, TREINTA) horas me hubiera llevado un elefante envuelto en salsa barbacoa; nunca me di cuenta que 16: 30 era la hora de salida y 22: 30 la de llegada y encima se atrasó tres. Yo veía que pasaba el tiempo y nunca llegábamos a ningún lado, claro cómo se me había roto el reloj me decía ilusamente ¨Qué largo se me está haciendo esto viejo¨ y no me daba cuenta del trasplante de glúteos que iba a tener que hacerme cuando llegara.
Encima de eso, todos los chinos cochinos de alrededor nuestro se la pasaron comiendo todo el día y como les daba paja ir al tacho tiraban  las sobras al piso sin que les importara nada, por ejemplo,  había otra cretina que como se había quedado sin pañales para el nene lo hacía mear en una lata de Coca que apoyaba en el piso y que obviamente después se cayó y entonces teníamos una combinación de fideos instantáneos, papeles, huesos de pollo, cascara de huevo, pedazos de salchicha y meo flotando por todo el tren.
Yo no les puedo explicar el ASCO que era el panorama cuando llegamos a destino, estaba tan impresionado que lo primero que se me ocurrió fue pararme y gritar bien fuerte ¨Ayuda Mr. Musculo¨ y por surte el Mr. no apareció porque yo creo que si el tipo llega a ver ese tren automáticamente se muere de un accidente cerebro vascular. No podía creer que la gente fuera tan tan sucia después de haber visto Beijing tan elegante, no tenía sentido como la cuidad pudo haber estado impecable siendo sus habitantes tan desconsiderados. Realmente es algo que todavía no entiendo cómo funciona.
Finalmente llegamos a Xi an, buscamos un hostel que estuviera bien ubicado y nos volvimos a acomodar, esta vez, los nueve en un cuarto de ocho camas. Me subí a la que me había tocado para descansar de semejante viaje y no había puesto la cabeza en la almohada cuando la china que nos había mostrado el cuarto me dijo algo y me indico que me saliera; yo la mire como diciendo ¨señora por favor, vengo de treinta horas de tren no me haga esto¨ mientras la mina me hacía la clásica seña de espera mostrándome la palma de la mano.
Directamente me puse a pensar de qué forma iba a matar a la desgraciada como para que fuera bien lento y le doliera mucho…y encima después de matarla le iba a cortar la cabeza y clavarla en la punta de un palo en la plaza para que las demás señoras de todos los hostels en China se dieran cuenta cual iba a ser su suerte si me despojaban de mi descanso. ¨La podría ahorcar…¨ me dije y justo cuando estaba a punto de saltarle al pescuezo ¨Chun li¨, que así la vamos a llamar, me dice ¨ok¨ con una sonrisa y se va del cuarto.
No me había dado cuenta pero ¨Chun li¨ era un ángel nacido en China, no puedo creer que en algún momento de mi vida se me haya cruzado por la cabeza matarla de esa manera, de hecho jamás podría hacerle daño a semejante criatura del Señor. La reina de ¨Chun¨ no estaba jugando con mi cansancio, todo lo contrario, me había hecho la cama para que no durmiera arriba del colchón como corresponde.
Hacían literalmente más de seis meses que no dormía en una cama con sábanas, aproximadamente 188 días sin que nadie me hiciera la cama (obviamente en mi puta vida me hice la cama solo); me di cuenta lo alejado que estaba de mis costumbres, cosas que en mi día a día hubieran sido lo más normal del mundo habían dejado de ser parte de mi vida y ahora los veía como lujos. ¨Qué lujo¨, fue lo primero que me salió, no podía creer que había una persona que no me conocía ni hablaba mi idioma se había tomado el trabajo de hacerme la cama; obviamente en China  ya estábamos mucho más cerca del mundo real de lo que habíamos estado en los anteriores países, y ahora que paso un poco el tiempo, que te hagan la cama en un hostel era de esperarse, pero en ese momento fue la señal más clara de que el viaje estaba empezando a cambiar.
El concepto de servicio: que alguien te ofrezca un plus para dejarte contento y asegurarse que vuelvas, evitando que vayas a buscar refugio con la competencia, afloraba en los pequeños detalles. Los chinos deben ser lo menos serviciales que hay en el planeta, con el turismo interno no les hace falta atraer gente de otras partes del mundo y por eso nadie habla ni puede ofrecerte información de ningún tipo en inglés, nos les hace falta y por eso no les interesa; pero sin embargo sentía que en china la gente me quería.
Por más que no los entendiera cada vez que iba al Mc Donalds, pedía algo para comer y pagaba, la señora detrás del mostrador me sonreía y decía algo que para mí significaba un ¨gracias¨; obviamente no soy idiota, a la mina le chupa un huevo que es de mi vida y no me quiere un carajo, es más, capaz hasta me decía ¨chau cara de pedo anda a comerte tu hamburguesa a otro lado¨ y yo ni me daba cuenta. 
Llámenlo como quieran, que haya un Mc en Xi an y que la mina cumpla a rajatabla el manual de servicio de la empresa es netamente un gol de la globalización pero en ese momento culturalmente me sentía mucho más cerca de lo mío.
El plato fuerte de Xi an eran los famosos ¨Guerreros de Terracota¨, un ejército en filas de como seis mil soldados esculpidos en terracota con sus armaduras que fueron descubiertos bajo tierra cerca de la cuidad. La verdad que son impresionantes y realmente vale la pena ir a verlos porque es algo que no se puede dejar de ver, la dimensión de la idea que tuvo aquel emperador y la forma en que la llevo a cabo es espectacular pero al igual que la muralla y la cuidad perdida estaba lleno de chinos por todos lados y eso a mí me tira muy abajo.
El otro atractivo, y mucho menos pasivo que los guerreros, era hacer un treking  como a dos horas de la cuidad en el Monte Huashan asique hicimos todas las preparaciones y nos conseguimos un colectivo que nos llevara al lugar. Huashan es una de las cinco montañas sagradas de China, parece como una piedra gigante con diez millones de escalones tallados  que te llevan desde abajo hasta cada uno de los diferentes picos donde la gente deja candados por todos lados (también esta lleno de chinos).
Decidimos subir gran parte de la montaña en teleférico para no perder tiempo y de ahí salimos a paso rápido para arriba, escalón por escalón fuimos esquivando devotos exhaustos hasta que llegamos a una especie de mirador en lo más alto; y no de casualidad era el único sitio de toda la bendita montaña en el que no había ni un solo chino.
¨¿Para donde seguimos?¨ pregunto Matanga, miré y la verdad que no supe que contestarle porque realmente no había más que un señor con pinta de inmigrante ilegal frente a nuestras narices; lo miro al tipo y le hago una seña como para que me diga por donde goma teníamos que seguir a lo que él me pide que me acerque; procedo y el hombre me pone un arnés equipado con dos sogas y dos mosquetones, me engancha ambos mosquetones a un cable y me dice ¨Hugh¨.
¨Ok maestro, como te imaginarás no hablo tu idioma de Neanddethal  asique por favor tirame aunque sea una seña más porque no sé qué hacer¨, el tipo me miraba e insistía ¨hugh…hugh¨ señalando el vacío. En un momento llegue a pensar que la idea era que me tirara por el precipicio pero finalmente entendí que el pibe nos señalaba un puentecito por el que teníamos que pasar.
Seguimos camino por el puentecito que estaba tan venido a menos que me dije ¨menos mal que estas atado¨, paso a paso fuimos avanzando y sin que nadie nos explique cómo se hacía cada vez que llegábamos a donde el cable estaba fijado a la piedra por un clavo grueso sacábamos un mosquetón, lo abrochábamos del otro lado del clavo y una vez que estaba fijo sacábamos el segundo y lo pasábamos de lado como el primero; de esa manera nunca estábamos sueltos del cable.
No era tan grave pero claramente no era el puente sin fin, primero se acabó la baranda, después de cuatro tablas de ancho paso a ser de dos, después se terminaron las tablas y tuvimos que bajar una especie de escaleras en las que había que meter los pies en unos agujeros hechos en la piedra para llegar a una parte en la que era una sola tabla clavada en la pared y nada más. Todo esto colgando de un cable oxidado sobre un precipicio de 500 metros.
Si uno busca ese treking en internet sale entre los cinco más peligrosos del mundo y la verdad que nuca en mi vida había caminado por un lugar tan extremo como ese; uno va de espaldas al precipicio, que es realmente alto porque literalmente no se ve donde termina, caminando de costado raspando la nariz contra la piedra por una tabla tan finita que te sobresale el talón para afuera y sin guía ni nadie que controle nada. Encima eso no es todo, varias veces mientras íbamos para un lado nos encontramos con gente que volvía asique había que colgarse del arnés, soltar un mosquetón, pasar el arnés del otro, volver a enganchar y soltar el segundo mosquetón mientras la otra persona terminaba de pasar: una locura.
Una vez más me dije ¨mira donde estas¨, junte coraje y me di vuelta como pude, me senté en la tabla con los pies colgando y con voz temblorosa me di un lujo… ¨que los cumplas fe - liz, que los cumplas fe - liz, que los cumplas SIL - VES - TRE,  que los cumplas fe - liz¨. Estaba tan cagado que fue el cumpleaños feliz más rápido que me cante en mi vida.
Me volví a parar, seguí mi camino por la tabla de la muerte hasta donde se terminaba que había una especie de mini templo, descanse un poco, me enganche de nuevo y volví sobre mis pasos hasta donde estaba el señor que me había mostrado el camino al principio.
Me senté en el piso como para bajar las pulsaciones mientras miraba la vista y si hubiera tenido súper poderes me hubiera teletransportado cinco minutos al sillón de mi casa…¨eh flaco, tenés que bajar ya de la montaña porque te perdés el bondi de vuelta a Xi an¨ me dijo una alarma cerebral en mi cabeza asique salí cagando para abajo y me repiquetee los diez millones de escalones de la punta de la montaña hasta la base (no había presupuesto para bajar en góndola).
Cuarenta minutos después llegue abajo detonado, no daba más, las piernas me temblaban como a un  jubilado a fin de mes; me tire en el piso un rato a descansar y mientras esperaba que llegara alguno de los chicos decidí hacerle una pasadita al kiosco para comprarme alguna chuchería...not.
Ir a un kiosco en China puede ser más deprimente que ir a dar clases de matemática a un criadero de chanchos, osea la oferta es siniestra: patas de gallina al vacío, no la parte de la pata del pollo sino el pie de la gallina con los dedos, las uñas y todo; salchicha en pomo; huevos duros negros también al vacío; tiras de carne seca; los caramelos no son caramelos, los abrís y son ciruelas secas, pasas de uva, duraznos rancios etc.; un horror, no existe el chocolate ni el azúcar que te arruina los dientes…, con lo que me gustan los kioscos a mi les juro que salí de ese lugar con un agujero en la psiquis.
Lo peor de todo es que la gente se come esas cosas felices de la vida, porque claro una vez ahí me dije ¨quiero ver quien se come esto¨ pensando que nadie iba a parecer, hasta que una familia llegó, compro una pata de gallina para cada uno y se fueron todos contentos masticando los huesitos y escupiendo las uñas del pollo mientras caminaban hasta el auto.
En dos minutos mi ida al kiosco se nublo y me termine comiendo un choclo, una batata hervida y como era mi cumpleaños la señora, tras comprobar el dato pidiéndome el pasaporte, me regalo un huevo duro con sal.
De ahí seguíamos viaje a otra de las ciudades que nos habían recomendado.







Hua shan trek. 

Hua shan trek. 



Guerreros de Terracota. 


jueves, 29 de marzo de 2012

Cap. 32: Chin chin.


Salir de India es raro; sobre todo en un asiento  cómodo, espacioso y que encima vuela. Prácticamente el avión era un lujo, había asientos con tapizados, almohaditas, mantas, TV, atención personalizada y la clásica bandejita con comida típica de avión: cubiertos de plástico, un cosito de manteca, pan seco, una hoja de lechuga con una aceituna negra encima, dos galletitas y algo dulce que nunca se sabe bien de que se trata. Tal vez no parezca nada fuera de lo normal pero después de haber viajado como venía viajando me sentía Bill Gates yendo a la oficina un lunes a la mañana.
El vuelo fue normal y al paso de un buen par de horas llegamos a China, creo que en mi puta vida me imagine en China y ahora estaba pisando Beijing sin casi haberlo planeado (encima me había afanado la almohadita del avión). Nos tomamos un taxi que nos dejó a un par de cuadras del que un rato después iba a ser nuestro hogar por los próximos días, organizamos todo en la recepción y pasamos a descubrir los cuartos que nos tocaban.
Al principio no entendía una goma, habían 4 camas y éramos cuatro personas. Volví a repasar en mi cabeza todo lo que me había enseñado ¨María Marta¨, mi profesora de primer grado, y conté de nuevo: primero el 1, después sigue el 2, 3, y el  4. Claramente habían cuatro camas en el cuarto y seguíamos siendo cuatro personas  (había un chino al que le tocaba compartir cuarto con nosotros).  ¨Bueno, en cualquier momento caen cuatro pibes más y listo¨ me dije desconcertado; no podía entender que hubiera una cama por cabeza y no tuviéramos que dormir de a tres en una como veníamos haciendo.
Me senté a esperar que pasara algo fuera de lo común porque todo era demasiado normal; visualicé todos los rincones del recinto buscando algún tipo residuo, pelusa, escombro o animalejo roñoso sin éxito alguno. ¿Manchas en las paredes, vidrios rotos o humedad en el techo?…tampoco. ¨¿Qué carajo le pasa a esta gente?¨ me pregunte ofuscado mientras buscaba cualquier tipo de defecto desesperadamente para no sentirme esquizofrénico.
Pasaron cinco minutos en los que reinó el silencio hasta que de repente se escuchó un tímido ¨me parece que es una cama para cada uno¨  desde arriba de una de las cuchetas. ¨Mantengamos la calma y que nadie haga ningún movimiento brusco…¨ contesté como si nos estuviera por atacar un oso violento, ¨…dejemos todas nuestras cosas y salgamos por la puerta uno por uno¨.
No me quiero imaginar qué habrá pensado el pobre chino, a quien vamos a llamar ¨Akira¨, frente a semejante comportamiento desequilibrado de nuestra parte; el tipo estaba leyendo tranquilo y en eso entraron tres pibes hablando en un idioma inédito (eso es raro), pero de ahí siguieron cinco minutos de silencio en los que uno buscaba minuciosamente manchas en las paredes, otro basura por los rincones y el tercero se olía una por una todas las almohadas del cuarto (ok, eso es muy raro) y por último terminan saliendo del lugar uno por uno en estado de shock (si existe alguna palabra para describir algo que sea más que ¨muy raro¨ va en este paréntesis).
El pobre tipo debe haber tenido que hipotecar la casa para poder pagarse las horas de terapia que le debe haber costado recuperarse de nuestra primera imagen porque a los dos días de haber estado en el hostel el desdichado Akira desapareció abandonando sus pertenencias en el cuarto y nunca más lo vimos.
En cuanto al resto de los veinticinco mil millones de chinos que no desaparecieron aquel día nos sorprendió que fueran más altos de los que imaginábamos, lo ostentoso de sus automóviles y la prolijidad, amplitud y limpieza de la cuidad de Beijing en general.  Las líneas de subte funcionan de manera impecable, de hecho era nuestro principal medio de transporte en cualquier dirección en la que nos moviéramos y muy fácil de usar.
Fueron días tranquilos, hicimos varias horas de turismo pasivo en las que visitamos varios edificios muy impresionantes como el de CCTV que todavía no entiendo como recórcholis no se viene abajo, la ¨Ciudad perdida¨ que estaba llena de gente por todos lados, el ¨798¨ que es un lugar súper cool con arte moderno y esculturas raras, varias calles muy simpáticas, una estatua de un toro tirándose un pedo supersonico etc.
También fuimos a la Muralla China que es muy cerca de la cuidad, realmente es increíble el tamaño y la cantidad de kilómetros que recorre y por más lejos que uno mire se ve como la pared de piedras sube y baja por las montañas como si fuera un gusano gigante. Todo muy bonito pero la cantidad de chinos que había en la muralla y la ciudad perdida era una cosa impresionante; la sensación de estar adentro de un hormiguero es increíble pero realmente te agota.
Visitamos la villa olímpica que se construyó para los últimos juegos y la verdad que es impresionante el espacio y la planificación con la que se hizo semejante obra y lo que es muy divertido son los toboganes de agua que hay adentro del cubo donde están las piletas olímpicas y que después de las seis de la tarde todos los chinos se juntan a bailar en la calle tipo coreografía.
Más allá de eso no hicimos ninguna actividad que implicara ningún tipo de riesgo, comimos carne de procedencia muy dudosa y  narices de chancho en un restaurante cerca del hotel, fuimos a un mercado tecnológico de cinco pisos en el que venden todo tipo de aparato tecnológico trucho (ipods, iphones de todo) y no mucho más.
La verdad que China me sorprendió, hasta a ese entonces había sido mucho más de lo que me esperaba, sobre todo una de las jugueterías que había cerca del hotel que era una cosa espectacular; también me llamó la atención que los primeros tres días pensé que en aquel país no había agua caliente…hasta que me di cuenta que las canillas en China están al revés que en el resto del mundo y las celebraciones de los 90 años del comunismo que fueron justo cuando estábamos ahi.
Estuvimos como una semana en Beijing en la que mi estómago no soporto la vida del primer mundo y me agarre una cagadera madre, lo que no me impidió comer todos los días en el Mc Donalds que estaba lo suficientemente cerca como para que me bajar un combo rápido y llegara de una corrida al baño del hostel; sacamos la visa para Vietnam y decidimos seguir camino en tren hacia el sur pasando por algunas ciudades antes de llegar a la frontera.

Golden lock pass.


lunes, 26 de marzo de 2012

Cap. 31: Conlusión India.


A diferencia con Nepal, de India se pueden decir un millón de cosas y sobre todo después de haber pasado dos meses viviendo en aquel país.
India es como una máquina que nunca para, una rueda en constante movimiento que se traga a todo el que no pueda seguirle el ritmo; para mí el mejor ejemplo de lo que es la selecciona natural. Por más pobreza que uno vea en cualquier dirección India es pura potencia, mas allá de su posibilidad económica me refiero al concepto de ¨potencia¨ que define algo que puede ser pero todavía no lo es; energía que una vez que se utilice en conjunto no va a haber mercado que la aguante.
Las diferentes religiones conviviendo en un mismo lugar en paz; la supervivencia de los más fuertes; el indio de hierro que sale todas las mañanas a ganarse el pan del día, porque allá se vive de un día a la vez. Las castas, si uno nace rico será rico y si nace pobre será pobre; el trabajo que toca hay que llevarlo a cabo, ya sea el mejor o el peor, de la mejor manera posible y con toda la dedicación que merece.
Los sacerdotes que viven con las limosnas que les dan las personas, los solados que mantienen el orden en un país que es incontrolable; los comerciantes que negocian, de la misma manera que lo harían por millones, un par de monedas logrando lo que todo negocio necesita para que sea tal: un intercambio y dos partes conformes. Los empleados que agradecen a Ganesh el poder trabajar y por último los ¨intocables¨ que limpian los que se les ordene con furia, si hay que barrer el piso lo pulen y si no hay piso barren la tierra que está arriba de la tierra hasta que quede limpia.
No es que quiera arruinarles la ilusión pero el cuento en que la mucama se casa con el príncipe hay que dejárselo a Disney, en India esas cosas no pasan. Lo artesanal, que alguien pueda ofrecer algo sin que los demás lo tengan lo convierte automáticamente en valioso; supongamos que mi Ipod se cae al rio…voy y me compro uno nuevo. Claro que tiene un valor (US$ 250) pero en el fondo no perdí nada porque hay diez mil millones de Ipods en el mundo; un cuchillo gastado, una pintura o una talla es algo único, barato pero muy valioso.
Así como las cosas que antes valían ahora están devaluadas, lo mismo pasa con lo que uno puede ver a su alrededor. Lo que para nosotros es pobreza en acá no lo es tanto; India fue pobre, es pobre y va a ser pobre siempre, no hay nada que se pueda hacer y hay que sentirse culpables por eso. Uno no puede llegar ¨en nombre del Señor¨ con dólares color esperanza y pretender cambiar la situación, hay que saber que las cosas son diferentes a como las vemos nosotros y que por más desesperación nos provoque no se puede interferir con eso porque es su cultura; el rico no es el que más tiene sino el que menos necesita y en ese sentido todos son millonarios. Entiendo que se puede ayudar y lo comparto, pero antes de ayudar hay que entender como son las cosas para poder hacerlo de la mejor manera.
Aprendí mucho en todo sentido, y a los golpes, que las puertas son mucho más bajas de lo que yo estaba acostumbrado. Ya no le tengo miedo a muchas de las cosas que antes me daban miedo; ya no tengo miedo sino respeto a todo eso que me pueda llegar poner el jaque. A ver las cosas de otra manera, cómo funciona el círculo de la vida y que no importa en qué parte del mundo uno este: se nace, se vive y se muere de la misma manera en que lo hace una planta o un animal.
Vi de todo; al más rico de los ricos en su palacio y al más leproso de los leprosos en una mezquita de Delhi. Vi un arroyo nacer en las montañas para convertiste en un rio sagrado; lo increíble que puede llegar a ser la fé, capaz de mover multitudes miles de kilómetros pero que sin embargo a mí no me mueve ni un metro. El calor y la pureza del desierto, donde la gente sigue siendo igual que lo era hace siglos, las plantaciones de té cosechadas a mano en las montañas y que no importa por más lejos que uno llegue siempre va a haber, por lo menos uno, que vive ahí.
Todo es raro y hay que tomarse el tiempo de entenderlo, así es como uno empieza a ver lo espectacular que es India. No es fácil ni tampoco es para cualquiera, no hay hielo, ni cubiertos, ni vasos, sabanas, ni inodoros, ni nada; pero merece su oportunidad.
Como dicen las personas allá, nunca hay que olvidarse que ¨en India todo es posible¨.

Camino a Agra, India.


viernes, 23 de marzo de 2012

Cap. 30: Ahí te ves.


El viaje a Delhi en colectivo fue de lo mas normal, como de costumbre anduvimos un par de horas y frenamos a almorzar en un puesto al costado de la ruta en el que con Nico nos comimos un plato de arroz con porotos bastante abundante por pocas rupias.
Habían pasado por lo menos quince minutos desde que habíamos vuelto a rodar cuando empecé a dudar seriamente si lo que me había comido hace instantes había sido un plato de arroz con porotos o un cartucho de dinamita. Mire a mi alrededor y todos los chicos dormían; lo desperté a Nico que estaba al lado mío y le dije ¨¿Tenés papel?¨. Nico revolvió su mochila, me pasó una hoja y media de papel higiénico diciendo ¨es todo lo que tengo…¨ y volvió a pegar el ojo.
Por primera vez en meses mi intestino me estaba abandonando; habíamos pasado por tantas cosas peores que un plato de arroz con porotos que no quería aceptar que me estaba cagando encima. Me saque el Ipod para poder focalizar toda mi capacidad de concentración y dije en voz baja: ¨No me podes hacer esto ahora, nos queda una sola ciudad en India, un último esfuerzo por favor te lo pido¨, ¨Grrrrrrrrrrrrrr…¨ contestó mi colon enfurecido. ¨Ya se, entiendo que te vengo cagando a palos hace siete meses pero vamos a pelearla juntos…pensalo.¨, ¨GRRRRRRRRRR¨ insistía mi vientre. ¨Dale…te juro que si aguantas después te doy galletitas de marca y unos tragos de agua mineral de la buena…¨.
Pasaron los tensos minutos y a modo de promesas logre que mi pansa no se amotinara; obviamente ya había ideado un ¨plan B¨ por si la negociación fracasaba el cual consistía en avisarle al conductor que frenara así podía cagar en la banquina mientras todos me miraban por la ventana. Afortunadamente la situación se revirtió mágicamente y de un momento al otro me sentía más sano que un chiquito de cinco años.
Llegamos al hostel en donde supuestamente teníamos que volver a encontrarnos con las chicas tras nuestro arduo viaje por el norte del país, hicimos el chek in y mientras anotábamos nuestros datos en el respectivo libro de visitas apareció Camión sonriendo con un pasaporte nuevo en la mano.
Técnicamente iba a ser suficiente como para que Camión siguiera viaje con la tropa pero la verdad que el aspecto del documento dejaba mucho que desear. Si nos ponemos minuciosos era como comparar a la ¨Chiqui Legrand¨ con su hermana melliza la ¨Goldy¨; en el fondo ambos tenían la misma esencia, pero claramente el original resaltaba por sus letras glamurosas hechas en computadora y los hologramas distintivos, mientras que el otro, estaba hecho en cartulina y escrito a mano con birome (baqueta).
Delhi fue una sorpresa, mucho más verde y limpio de lo que imaginábamos; de hecho mucho más verde, limpio y organizado que cualquiera de las ciudades de nuestro país. Cabe aclarar que nuestro primer hotel estaba en la zona nueva de la cuidad (New Delhi) donde están la mayoría de las embajadas, la cual fue cautelosamente planificada, y no en el Delhi de verdad.
Hicimos algo de turismo, fuimos a la casa de Gandhi, Lotus Temple, un lugar que fue de donde se copiaron el Taj Mahal etc. pero el objetivo principal de Delhi era hacer una pasada por la embajada de China para hacer las visas y de ahí viajar directamente a Beijing en avión. El tramite no duro mas de cuarenta minutos, Cami uso su pasaporte de juguete sin problemas y a los dos días ya teníamos visas chinas para todos.
Nuestros días cada vez eran menos; como para no perder la costumbre nos mudamos a un hotel barato en un barrio parecido al Once, aprovechamos para comprar las cosas que ya no íbamos a encontrar en los próximos destinos y le hicimos una visita obligada al Mc Donalds todos los días sin excepción.
Increíblemente llego mi último día en India, el país que me había dado una gran lección de mundo y que había sido mi humilde hogar durante dos meses había terminado. Salimos con Greta del hotelucho y fuimos a comer a un puestito medio pelo de la calle; yo pedí un thali, típico plato indio como para la despedida, y Gret un ¨arroz a la Noé¨ que supuestamente debería haber sido arroz con verduras normal, pero como el plato parecía un botecito y además adentro de la comida había un bicho de cada especie, decidimos darle el respectivo nombre del profeta. 
Volvimos al hotel castigados por un diluvio, yo caminaba en patas por la calle debajo de la lluvia mientras hacia una imagen de lo que había sido mi pasada por India y Nepal; no podía creer todo lo que había pasado en los últimos tres meses, había empezado el viaje del que tanto habíamos hablado con Matanga desde que estábamos en el colegio (sacando los cuatro meses previos de trabajo en EEUU), había recorrido el desierto en camello, navegado el rio Ganges, recorrido las plantaciones de té en las montañas; había caminado quince días para llegar al Everest, remado por los lagos de Nepal, me había corrido un rinoceronte en la selva, el cruce del Tibet indio, me metí en Kashmir y todos sus conflictos; pasé por la tumba de Mahatma Gandhi, dormí como un mendigo, me cagué de calor, frio y hambre, aprendí a usar la turca y ahora caminaba en patas por el agua roñosa de una calle inundada en Delhi después de haber comido con las manos en un puesto rodeados de indios.
Nos subimos al taxi que nos iba a llevar al aeropuerto; tuvimos el ultimo vistazo de la cuidad que era pura expansión, obras por todos lados, autopistas, trenes, hospitales y torres imponentes. Es ahí cuando uno se da cuenta que India es potencia, que trabaja a largo plazo en conjunto para ser cada vez más y que desde hace muchísimos años ninguno de los gobiernos de nuestro país hizo algo más que preocuparse por ser reelectos.
Me dio bronca que siempre tengamos que votar al menos peor; claramente los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que hoy son las potencias mundiales no llegaron a donde están por repartir electrodomésticos y codificadores para TV entre la gente pobre, en cambio, llegaron por darle trabajo a la gente pobre.
No es cuestión de acusar porque todos hacen lo mismo, todos regalan y la gente agarra víctima de la ignorancia; claramente si viene Cristina o Mauricio y me regala un codificador se lo mandaría devuelta a su casa con una notita que diga ¨Metételo en el culo¨; pero yo haría eso porque tuve la suerte de poder ir al colegio cuando tenía la edad de ir al colegio en vez de tener que salir a juntar cartón o vender en un semáforo. No hay que ser científico nuclear para darse cuenta que la solución está en la educar a la gente.
Entramos al aeropuerto, mostramos nuestros pasajes, sellamos la salida de India en el pasaporte y nos sentamos a esperar el vuelo en ese cuarto estilo universo paralelo donde vivía el tipo de la película ¨La terminal¨. No sé si es un país o qué, porque en definitiva ya saliste de India pero no entraste a ningún otro lado, es como no estar en ningún país o en todos al mismo tiempo, ni idea.
Finalmente nos llamaron, agarramos nuestros petates y subimos al avión.
Chau India.

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Fotos del viaje: http://www.flickr.com/photos/silvestresere/collections/

Udaipur.

Desierto de Jalsaimer.

Darjeling.

Desierto de Jalsaimer.

Leh.