Nuestra idea era salir de Beijing hacia el sur
rumbo a Xi an asique fuimos a la estación de tren a comprar los pasajes que
necesitábamos. Debemos haber estado cuatro horas y lo único que conseguimos fue una mina con
un trapeador en la mano que lo único que sabía decir en inglés era ¨the cat is
under the table¨. Era increíble, Beijing capital de una de las potencias del
mundo y no había ni un solo chino que hablara en otro idioma que no fuera
chino, ni uno solo en ningún lado.
Nos volvimos con las manos vacías al hostel,
todavía en Beijing, y mientras algunos descansábamos otros se fueron a ver unos
edificios que había en otra parte de la cuidad. No tengo ni idea como hicieron
pero después de como tres horas los que se habían ido a ver los edificios
aparecieron con los nueve pasajes de tren a Xi an para el día siguiente.
Contaron que habían llegado a otra estación de trenes donde si había alguien
competente y de casualidad tenían la plata encima para los boletos asique por
fin teníamos nuestra salida al próximo destino.
Al día siguiente estuvimos otras cuatro horas
para explicarle al taxista donde nos tenía que llevar y de pedo no perdimos el
tren, nos subimos todos con nuestras cosas y ocupamos el espacio que nos
correspondía; éramos las únicas nueve personas con ojos redondos dentro de un
área de tres quilómetros a la redonda asique como de costumbre deduje que
estábamos viajando en uno de los trenes locales.
El transporte estaba tan limpio que si se te
caía una galletita al piso la levantabas más limpia de lo que había salido del
paquete, agarré mi boleto para ver qué tipo de detalles me ofrecía y claramente
no entendí un culo porque estaba lleno de dibujitos chinos por todos lados; lo
único entendible eran dos números 16: 30 de un lado y 19: 45 del otro pero la
verdad ni idea de que se trataba.
Empezamos a rodar de a poco y comenzó el
viaje, note que todos los chinos a nuestro alrededor gozaban de bolsas grandes
llenas de provisiones que hasta incluían fideos instantáneos a los que solo
hacen falta agregarles agua caliente para que estén listos. ¨Bue que gente
exagerada…ni que se fueran a quedar a vivir en el tren¨ me dije mientras los
miraba despectivo.
Si solamente yo hubiera sabido que la
desgracia de viaje en tren iba a ser de treinta (si, si, TREINTA) horas me
hubiera llevado un elefante envuelto en salsa barbacoa; nunca me di cuenta que
16: 30 era la hora de salida y 22: 30 la de llegada y encima se atrasó tres. Yo
veía que pasaba el tiempo y nunca llegábamos a ningún lado, claro cómo se me
había roto el reloj me decía ilusamente ¨Qué largo se me está haciendo esto
viejo¨ y no me daba cuenta del trasplante de glúteos que iba a tener que hacerme
cuando llegara.
Encima de eso, todos los chinos cochinos de
alrededor nuestro se la pasaron comiendo todo el día y como les daba paja ir al
tacho tiraban las sobras al piso sin que
les importara nada, por ejemplo, había
otra cretina que como se había quedado sin pañales para el nene lo hacía mear
en una lata de Coca que apoyaba en el piso y que obviamente después se cayó y
entonces teníamos una combinación de fideos instantáneos, papeles, huesos de
pollo, cascara de huevo, pedazos de salchicha y meo flotando por todo el tren.
Yo no les puedo explicar el ASCO que era el
panorama cuando llegamos a destino, estaba tan impresionado que lo primero que se
me ocurrió fue pararme y gritar bien fuerte ¨Ayuda Mr. Musculo¨ y por surte el
Mr. no apareció porque yo creo que si el tipo llega a ver ese tren
automáticamente se muere de un accidente cerebro vascular. No podía creer que
la gente fuera tan tan sucia después de haber visto Beijing tan elegante, no
tenía sentido como la cuidad pudo haber estado impecable siendo sus habitantes
tan desconsiderados. Realmente es algo que todavía no entiendo cómo funciona.
Finalmente llegamos a Xi an, buscamos un
hostel que estuviera bien ubicado y nos volvimos a acomodar, esta vez, los
nueve en un cuarto de ocho camas. Me subí a la que me había tocado para
descansar de semejante viaje y no había puesto la cabeza en la almohada cuando
la china que nos había mostrado el cuarto me dijo algo y me indico que me
saliera; yo la mire como diciendo ¨señora por favor, vengo de treinta horas de
tren no me haga esto¨ mientras la mina me hacía la clásica seña de espera
mostrándome la palma de la mano.
Directamente me puse a pensar de qué forma iba
a matar a la desgraciada como para que fuera bien lento y le doliera mucho…y
encima después de matarla le iba a cortar la cabeza y clavarla en la punta de
un palo en la plaza para que las demás señoras de todos los hostels en China se
dieran cuenta cual iba a ser su suerte si me despojaban de mi descanso. ¨La
podría ahorcar…¨ me dije y justo cuando estaba a punto de saltarle al pescuezo
¨Chun li¨, que así la vamos a llamar, me dice ¨ok¨ con una sonrisa y se va del
cuarto.
No me había dado cuenta pero ¨Chun li¨ era un
ángel nacido en China, no puedo creer que en algún momento de mi vida se me
haya cruzado por la cabeza matarla de esa manera, de hecho jamás podría hacerle
daño a semejante criatura del Señor. La reina de ¨Chun¨ no estaba jugando con mi
cansancio, todo lo contrario, me había hecho la cama para que no durmiera
arriba del colchón como corresponde.
Hacían literalmente más de seis meses que no
dormía en una cama con sábanas, aproximadamente 188 días sin que nadie me
hiciera la cama (obviamente en mi puta vida me hice la cama solo); me di cuenta
lo alejado que estaba de mis costumbres, cosas que en mi día a día hubieran
sido lo más normal del mundo habían dejado de ser parte de mi vida y ahora los
veía como lujos. ¨Qué lujo¨, fue lo primero que me salió, no podía creer que
había una persona que no me conocía ni hablaba mi idioma se había tomado el
trabajo de hacerme la cama; obviamente en China
ya estábamos mucho más cerca del mundo real de lo que habíamos estado en
los anteriores países, y ahora que paso un poco el tiempo, que te hagan la cama
en un hostel era de esperarse, pero en ese momento fue la señal más clara de
que el viaje estaba empezando a cambiar.
El concepto de servicio: que alguien te
ofrezca un plus para dejarte contento y asegurarse que vuelvas, evitando que
vayas a buscar refugio con la competencia, afloraba en los pequeños detalles.
Los chinos deben ser lo menos serviciales que hay en el planeta, con el turismo
interno no les hace falta atraer gente de otras partes del mundo y por eso
nadie habla ni puede ofrecerte información de ningún tipo en inglés, nos les
hace falta y por eso no les interesa; pero sin embargo sentía que en china la
gente me quería.
Por más que no los entendiera cada vez que iba
al Mc Donalds, pedía algo para comer y pagaba, la señora detrás del mostrador
me sonreía y decía algo que para mí significaba un ¨gracias¨; obviamente no soy
idiota, a la mina le chupa un huevo que es de mi vida y no me quiere un carajo,
es más, capaz hasta me decía ¨chau cara de pedo anda a comerte tu hamburguesa a
otro lado¨ y yo ni me daba cuenta.
Llámenlo como quieran, que haya un Mc en Xi an
y que la mina cumpla a rajatabla el manual de servicio de la empresa es
netamente un gol de la globalización pero en ese momento culturalmente me
sentía mucho más cerca de lo mío.
El plato fuerte de Xi an eran los famosos
¨Guerreros de Terracota¨, un ejército en filas de como seis mil soldados
esculpidos en terracota con sus armaduras que fueron descubiertos bajo tierra
cerca de la cuidad. La verdad que son impresionantes y realmente vale la pena
ir a verlos porque es algo que no se puede dejar de ver, la dimensión de la
idea que tuvo aquel emperador y la forma en que la llevo a cabo es espectacular
pero al igual que la muralla y la cuidad perdida estaba lleno de chinos por
todos lados y eso a mí me tira muy abajo.
El otro atractivo, y mucho menos pasivo que
los guerreros, era hacer un treking como
a dos horas de la cuidad en el Monte Huashan asique hicimos todas las
preparaciones y nos conseguimos un colectivo que nos llevara al lugar. Huashan
es una de las cinco montañas sagradas de China, parece como una piedra gigante
con diez millones de escalones tallados
que te llevan desde abajo hasta cada uno de los diferentes picos donde
la gente deja candados por todos lados (también esta lleno de chinos).
Decidimos subir gran parte de la montaña en
teleférico para no perder tiempo y de ahí salimos a paso rápido para arriba,
escalón por escalón fuimos esquivando devotos exhaustos hasta que llegamos a
una especie de mirador en lo más alto; y no de casualidad era el único sitio de
toda la bendita montaña en el que no había ni un solo chino.
¨¿Para donde seguimos?¨ pregunto Matanga, miré
y la verdad que no supe que contestarle porque realmente no había más que un
señor con pinta de inmigrante ilegal frente a nuestras narices; lo miro al tipo
y le hago una seña como para que me diga por donde goma teníamos que seguir a
lo que él me pide que me acerque; procedo y el hombre me pone un arnés equipado
con dos sogas y dos mosquetones, me engancha ambos mosquetones a un cable y me
dice ¨Hugh¨.
¨Ok maestro, como te imaginarás no hablo tu
idioma de Neanddethal asique por favor
tirame aunque sea una seña más porque no sé qué hacer¨, el tipo me miraba e
insistía ¨hugh…hugh¨ señalando el vacío. En un momento llegue a pensar que la
idea era que me tirara por el precipicio pero finalmente entendí que el pibe
nos señalaba un puentecito por el que teníamos que pasar.
Seguimos camino por el puentecito que estaba
tan venido a menos que me dije ¨menos mal que estas atado¨, paso a paso fuimos
avanzando y sin que nadie nos explique cómo se hacía cada vez que llegábamos a
donde el cable estaba fijado a la piedra por un clavo grueso sacábamos un
mosquetón, lo abrochábamos del otro lado del clavo y una vez que estaba fijo
sacábamos el segundo y lo pasábamos de lado como el primero; de esa manera
nunca estábamos sueltos del cable.
No era tan grave pero claramente no era el
puente sin fin, primero se acabó la baranda, después de cuatro tablas de ancho
paso a ser de dos, después se terminaron las tablas y tuvimos que bajar una
especie de escaleras en las que había que meter los pies en unos agujeros hechos
en la piedra para llegar a una parte en la que era una sola tabla clavada en la
pared y nada más. Todo esto colgando de un cable oxidado sobre un precipicio de
500 metros.
Si uno busca ese treking en internet sale
entre los cinco más peligrosos del mundo y la verdad que nuca en mi vida había
caminado por un lugar tan extremo como ese; uno va de espaldas al precipicio,
que es realmente alto porque literalmente no se ve donde termina, caminando de
costado raspando la nariz contra la piedra por una tabla tan finita que te
sobresale el talón para afuera y sin guía ni nadie que controle nada. Encima
eso no es todo, varias veces mientras íbamos para un lado nos encontramos con
gente que volvía asique había que colgarse del arnés, soltar un mosquetón,
pasar el arnés del otro, volver a enganchar y soltar el segundo mosquetón
mientras la otra persona terminaba de pasar: una locura.
Una vez más me dije ¨mira donde estas¨, junte
coraje y me di vuelta como pude, me senté en la tabla con los pies colgando y
con voz temblorosa me di un lujo… ¨que los cumplas fe - liz, que los cumplas fe
- liz, que los cumplas SIL - VES - TRE,
que los cumplas fe - liz¨. Estaba tan cagado que fue el cumpleaños feliz
más rápido que me cante en mi vida.
Me volví a parar, seguí mi camino por la tabla
de la muerte hasta donde se terminaba que había una especie de mini templo,
descanse un poco, me enganche de nuevo y volví sobre mis pasos hasta donde
estaba el señor que me había mostrado el camino al principio.
Me senté en el piso como para bajar las
pulsaciones mientras miraba la vista y si hubiera tenido súper poderes me
hubiera teletransportado cinco minutos al sillón de mi casa…¨eh flaco, tenés
que bajar ya de la montaña porque te perdés el bondi de vuelta a Xi an¨ me dijo
una alarma cerebral en mi cabeza asique salí cagando para abajo y me repiquetee
los diez millones de escalones de la punta de la montaña hasta la base (no
había presupuesto para bajar en góndola).
Cuarenta minutos después llegue abajo
detonado, no daba más, las piernas me temblaban como a un jubilado a fin de mes; me tire en el piso un
rato a descansar y mientras esperaba que llegara alguno de los chicos decidí
hacerle una pasadita al kiosco para comprarme alguna chuchería...not.
Ir a un kiosco en China puede ser más deprimente
que ir a dar clases de matemática a un criadero de chanchos, osea la oferta es
siniestra: patas de gallina al vacío, no la parte de la pata del pollo sino el
pie de la gallina con los dedos, las uñas y todo; salchicha en pomo; huevos
duros negros también al vacío; tiras de carne seca; los caramelos no son
caramelos, los abrís y son ciruelas secas, pasas de uva, duraznos rancios etc.;
un horror, no existe el chocolate ni el azúcar que te arruina los dientes…, con
lo que me gustan los kioscos a mi les juro que salí de ese lugar con un agujero
en la psiquis.
Lo peor de todo es que la gente se come esas
cosas felices de la vida, porque claro una vez ahí me dije ¨quiero ver quien se
come esto¨ pensando que nadie iba a parecer, hasta que una familia llegó,
compro una pata de gallina para cada uno y se fueron todos contentos masticando
los huesitos y escupiendo las uñas del pollo mientras caminaban hasta el auto.
En dos minutos mi ida al kiosco se nublo y me
termine comiendo un choclo, una batata hervida y como era mi cumpleaños la
señora, tras comprobar el dato pidiéndome el pasaporte, me regalo un huevo duro
con sal.
De ahí seguíamos viaje a otra de las ciudades
que nos habían recomendado.
Hua shan trek. |
Hua shan trek. |
Guerreros de Terracota. |