De Siriguri nos fuimos
directamente a la frontera con Nepal que es a dos kilómetros del pueblo,
firmamos nuestra salida de India y cruzamos el puente sin que nadie nos pidiera
nada hasta el otro lado. Ahí sacamos nuestra visa nepalesa y compramos pasajes
de colectivo desde Kakarvita hasta Katmandú.
A mi me había tocado uno de los
asientos en la anteúltima fila, asique si la ruta no estaba buena seguramente
iba a saltar bastante. Creo que fue el pero viaje de mi vida, el camino estaba
dinamitado y las partes que no tenían posos parecían un serrucho de ripio
aunque fuera todo de asfalto.
Tanto era el temblequeo que se
me salían los auriculares de las orejas, no me duraban ni dos minutos puestos.
Me caía del asiento porque estaba todo el tiempo rebotando, era como cuando
alguien deja un celular en vibrador y suena que se empieza a mover por arriba
de la mesa para todos lados.
Si te sacabas las zapatillas o
dejabas la mochila en el piso mas de diez minutos tenías que ir a buscarlas a
la otra punta del bondi, era imposible dormir o descansar o escuchar música o
lo que fuera que uno quisiera hacer. Me llegué a golpear contra el techo del
colectivo, que es bajito, por los saltos; fue una wachada.
Fueron así trece horas, la pase
como el culo, no aguantaba mas. Llegamos a Katmandú y mi cuerpo seguía
temblando gratis. Directamente ya estaba preocupado, pensé que se me iban a
caer todos los dientes, que iba a tartamudear para el resto de mi vida y que la
computadora y la maquina de fotos no iban a andar mas causa del maltrato
recibido.
Supongo que los asientos de
adelante son mejores, pero definitivamente es un viaje horrible donde te toque
hacerlo.
Llegamos a la Capital de Nepal y
conseguimos un hotel en una buena zona, entramos al cuarto y yo caí muerto en
cama. A las seis horas me desperté y todavía seguía temblando, dientes flojos y
tartamudeaba cada tanto.
Ahí cerca de donde estábamos había
una plaza con una feria en la que nos dedicamos a regatear todo lo que fuera
posible, aunque ni siquiera quisiéramos comprarlo y nada mas que por amor al
deporte. Yo compre varias chucherías por dos mangos y seguimos recorriendo los
alrededores.
Katmandú es impresionante, los
templos que hay parecen de hace millones de años y el nivel de detalle es milimétrico.
Vimos algunas cosas pero en realidad nuestra idea era irnos lo antes posible de
Katmandú y después si era posible volver mas adelante.
No queríamos gastar días en la
ciudad porque estábamos en la mejor fecha para hacer algo que yo ya venia
pensando hace años; me morfe todo el calor del desierto de India en los peores
meses para después poder llegar en la mejor época Nepal y ver si podíamos
hacerle un tiro al campamento base del Everest.
En Katmandú es donde se organiza
todo el trek asique apenas llegamos empezamos a mover fichas en las agencias de
turismo haber si conseguíamos los pasajes, permisos y equipo necesario, que si
era posible teníamos que solucionar en un día y medio y empezar a subir cuanto
antes para que el clima estuviera bueno.
Así fueron nuestros primeros días en Katmandú, no
tuvimos tiempo de nada, ni de pensar en lo que nos estábamos metiendo. La
primera visita no nos dejo mucho, pero si todo salía como planeábamos íbamos a
volver en un par de semanas.
Plegarias. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario