miércoles, 15 de febrero de 2012

Cap. X: Varanasi.


Lo que pensamos que iba a ser el peor viaje de los viajes finalmente no fue tan malo, el bondi lechero la verdad que se comporto bastante bien y como no había mucha gente hasta pudimos dormir acostados en las filas de asientos vacías que sobraban.
Llegamos a Varanasi a las cuatro de la mañana justo en la época en que los indios del sur viajan a la ciudad a rezar y hacer sus rituales asique se nos complicó bastante encontrar un hotel que tuviera algún cuarto libre para que pudiéramos quedarnos.  Conseguimos un albergue medio pelo y no tuvimos mas opción que aceptar las condiciones del dueño al que simpatía no le sobraba nada.
Dormimos un par de horas y cuando nos despertamos salimos rumbo a los ghats donde la gente se concentra a hacer sus respectivas plegarias y se queman los cuerpos de los muertos frente al rio Ganges. La caminata del hotel al ghat principal era de diez minutos pero había tanta tanta gente en la calle yendo al mismo lugar que nosotros que tardamos años en llegar.
Caminamos por la costa, veíamos como la gente se bañaba y rezaba furiosamente a lo largo de todo el recorrido hasta que llegamos al lugar donde había una pila de troncos prendida con un cuerpo adentro y otra a la espera de ser encendida. Nos sentamos donde nos dijeron que era apropiado y nos quedamos viendo el funeral desde el principio mientras que un tipo que se nos acerco nos explicaba de que se trataba lo que estábamos presenciando.
Recorrimos los callejones de por ahí cerca y después fuimos a ver la ceremonia que se hace todos los días a las siete de la tarde a la que asisten miles de personas, duramos media hora porque no entendíamos una goma de lo que pasaba y salimos a buscar algún lugar para comer. Yo no se porqué pero tenia nada de hambre y no comí, los chicos  consiguieron en la calle por ocho rupias unos panqueques que en cualquier restaurante salen ochenta...al día siguiente catástrofe renal con fiebre y vómitos para la gran mayoría del equipo.
Durante mi estadía en Varanasi fui todos los días a ver el amanecer y todas las tardes a ver el anochecer a los ghats, no importa si eran las cuatro de la mañana o las nueve de la noche siempre habían miles de personas rezando en el rio con una energía admirable.
Se dice del Ganges que es el rio mas contaminado del mundo; en mi opinión el Ganges comparado con el Riachuelo es agua mineral francesa, tiene sus chucherías y no es cristalino pero tampoco es grave asique el primer día que salimos en el bote por el rio me sobrepase en valentía y metí mi dedo meñique adentro del agua. No sabia que esperarme, claramente soy un choto y me di cuenta que mi espiritualidad esta arruinada porque mi primer sensación luego de meter mi materia en el flujo sagrado fue solamente que el agua estaba calentita.
Un día después, metí la mano entera y al otro los pies, no parece mucho cuando uno ve a la gente del lugar bañarse y tomar el agua de la orilla pero esta claro que dicha población tiene el estomago de lata o algo por el estilo y que cualquiera de nosotros que hiciera algo similar quedaría condenado.
En los ghats te ofrecen de todo, botes, agua, comida, excursiones, perros, y obviamente aprovechábamos cada oportunidad para regatear al mango antes de cada compra. No sé porqué, pero desde aquella vez en Agra en que el monje chanta nos cago a pedos porque solo le dejamos diez rupias en el templo de los monos cada vez que regateo veo la imagen de dicha santidad primática que me mira con recelo. Mis disculpas a monseñor Hanumann, que así se llama el dios mono, pero nosotros no éramos los turistas a los que esta gente estaba acostumbrada y para sacarnos un mango nos iban a tener que pegar dieciocho puñaladas.
Camine mucho por el costado del río, vi la gente, los funerales, las celebraciones y los rituales; me dedique  a aprender de que se trataba lo que estaba frente a mis ojos y a mirar las cosas de otra manera a la que estaba habituado. Me fui acostumbrando a lo que me impresionaba en mis primeros días, tanto que ya me parecían normales; dejaron de preocuparme cosas que antes me perturbaban y se alejaron algunos de mis miedos occidentales; entendí de que se trataba eso que pasaba en Varanasi, que todo lo que se iba volvía de alguna otra manera y que si no se lo dejaba ir, jamás podría volver.
Místico me manejaba por las calles y los ghats, viendo y viviendo todo lo que pasaba a mi alrededor con intriga. Un día caminaba por los escalones que dan al rio y en la orilla vi el cuerpo de un bebe, lo mire unos segundos sin entender bien que pasaba y seguí caminando como si nada hubiera pasado.
Los días se tornaron cada vez mas calurosos y llego un momento en que realmente me sentí muy mal, casi me desmayo mientras caminábamos, estaba deshidratado asique me fui al hotel y tras litros de agua y siesta me recupere devuelta. El calor nos impidió seguir el plan original a Calcuta, todos nos recomendaron no ir en esta época, asique el nuevo recorrido seria rumbo al norte en busca del fresco y las montañas.
Una de nuestras ultimas noches salimos con Matanga a buscar un libro que él quería comprar...nos pegamos una perdida madre por unos callejones donde y andando por ahí vi una lacha de juguete que quería comprar. Le pedí al vendedor que me mostrara como funcionaba antes de pagar por ella, asique el tipo puso el juguete en una palangana con agua y cuando disponía a hacer la demostración apareció una vaca, nos corrió a matanga y a mi de un cornazo y se tomó todo el agua de la palangana. Claramente no compre la lanchita sin antes verla andar, pero por suerte después la conseguí en otro lado.
Dimos tres mil vueltas y terminamos saliendo en las piras donde creman a los Hindúes, de noche uno puede ver las siluetas de los cuerpos en el fuego de una forma muy nítida y es muy impresionante, seguimos camino y nos encontramos con unos monjes rezando que tenían la misma maquina cumbianchera que había en el templo del Sol en Agra, pero esta vez la vimos funcionando. Si uds. pensaban que la sinfónica de San Francisco sonaba bien, van a tener que ajustar el tímpano porque a la maquina de estos pibes no hay con que darle.
Finalmente encontramos el camino de regreso a nuestro hotel y nos volvimos sin nada de lo que habíamos salido a buscar, pero valió la pena.
Al día siguiente fuimos a sacar los pasajes para irnos a Siliguiri, a donde llegaríamos en tren, para de ahí irnos en jeep hasta Darjeling. Creo que ya lo dije, pero sacar pasajes de tren en India es mas jodido que llegar a Neptuno en bicicleta. De todas maneras después de tres horas y desarticular al chanta que nos quería cobrar mucho más de lo que correspondía conseguimos los boletos.

Caminos de ida y vuelta.
Desde que llegamos a Varanasi vimos muchísimas cosas a las que no estábamos acostumbrados, sobretodo en lo que respecta a los funerales que se llevan acabo en las orillas del Ganges.
El primer día cuando estábamos mirando una de las piras un tipo se nos acerco y nos explicó como funciona el ritual de la cremación y que sentido tenía cada una de las cosas que hacían antes de prender el fuego.
Cuando una persona muere en Varanasi su cuerpo es envuelto en finas sedas y llevado a la orilla del rio sagrado, una vez ahí los familiares le dan al cuerpo cinco tragos de agua y varias ofrendas para adornarlo antes de acomodarlo en la pira.
La fogata solo puede encenderse con el fuego eterno del dios Shiva el cual se encuentra en el templo de la cuidad, ese fuego esta prendido hace siglos cuidado por los monjes que se encargan de mantenerlo vivo siempre, entonces una vez acomodado el cuerpo y dadas las ofrendas, un familiar tiene que ir al templo y traer una brasa con la que se dan cinco vueltas al cuerpo inerte mientras se rezan los mantras. Cada vuelta representa a uno de los elementos por los que el cuerpo esta compuesto: tierra, aire, agua, fuego y espíritu.
Completo este ritual se prende fuego la pira con el cuerpo en su interior y los familiares se retiran a diferentes lugares mientras todo se consume para que luego se tiren las cenizas al rio. Diez días después los familiares se reúnen y conmemoran a su ser querido una vez por mes durante los próximos seis meses.
Mientras estábamos ahí vimos que a uno de los cuerpos lo subieron a un bote, el remero lo llevo al medio del rio con una piedra atada y como si nada lo dejo caer al agua. Existen seis tipos de personas a las que no se las crema en una pira cuando mueren: los niños, por estar vacíos de maldad alguna; las mujeres embarazadas, por alojar a un niño y para que no se las separe de su hijo nunca; los que murieron de lepra o varicela, porque tales enfermedades están consideradas como un castigo de los dioses; los santos y aquellos a lo que haya mordido una cobra, animal sagrado del dios Shiva. De esta manera, al no quemarlos, sus cuerpos entran al rio para transformarse en comida para los peces y asi unirse al ciclo de la vida del que todos somos parte.
Aprendí que en India la muerte no es algo triste sino que es un pasaje de una vida a la otra, que la tristeza y los llantos no dejan que el espíritu pueda irse en paz y que por eso las mujeres no son vistas en los funerales. Que las personas están formadas por cinco elementos y que una vez terminada su vida vuelven a separarse en aquellos mismos cinco que los conformaron antes de nacer, que la gente se encuentra a rezar en el mismo rio que los vio nacer y que se los va a llevar cuando el tiempo lo diga, donde están todas las generaciones anteriores y donde estarán las siguientes.
La orilla del Ganges no es algo triste, es parte de la vida cuando la vida se termina; es algo a lo que no se le puede escapar, que se lleva todo lo que queda descartado cuando el alma se separa del cuerpo, lento pero firme.
Capaz por eso no me sentí mal cuando vi el cuerpo del bebe, mas allá de que en el momento mi reacción fue no querer ver lo que estaba viendo, no me dio lástima. Lo mas probable es que ni se haya dado cuenta de que su vida se acababa casi antes de empezar; en vez de eso me dio lástima su familia, su mamá, su papá, sus hermanos. Pensé en mi madre, que el miedo mas grande que tiene es que a mi o a mis hermanos nos pase algo y que no hace nada mas que decirme que me cuide cada vez que me manda un mail. Me partió saber que esa familia tuviera que aceptar dejar a su hijo para que el rio hiciera lo suyo, que su bebe no estaba mas con ellos y ahora era parte del circulo de la vida. Es muy triste, pero es así; vaya uno a saber que desgracia se había llevado a ese chiquito, dios eligió su alma y ahora el Ganges se llevaba lo que quedaba de él.
Vi muchos funerales, cuerpos pasar flotando en el rio o llevados por la calle para luego quemarse hasta las cenizas; vi gente despedirse de los suyos e irse a sus casas sin ni una lagrima y otros que caían destrozados de tristeza. Que los pobres no pueden pagar la buena madera y sus cuerpos no se llegan a quemar del todo, en cambio los ricos arden en las mejores ofrendas hasta hacerse polvo.
También vi a miles celebrar la vida en el rio, bañarse llenos de alegría, lavar sus ropas, cuerpos y tomar el agua sagrada sin que les pase absolutamente nada. Me di cuenta que en Varanasi por más crematorios que hayan no hay olor, no hay olor a nada. Miles de personas todos los días festejando con la misma alegría lo que este mundo les ofrece, más allá de su fortuna.
Me di cuenta que el cuerpo es solo un cuerpo, que si le pones fuego en menos de veinte minutos no queda nada, que todo lo que una vez fue algo va a pasar a ser alguna otra cosa en otro momento, que nosotros nacemos, vivimos, morimos y que en el tiempo que nos toque deberíamos preocuparnos por ser mejores personas.
De Varanasi me voy tranquilo, siento que prendí muchísimo viviendo lo que otros me contaban. Llegue con una visión de las cosas y me voy con otra muy distinta. No necesito creer en nada y no me importa si la cara del dios en el que cree la persona que esta al lado mío es de elefante, mono, humano o lo que sea porque ninguno de esos dioses dice algo muy distinto a los demás. Creo que a los buenos les pasan cosas buenas, y que los malos tarde o temprano la pagan; que uno hace su camino y que todos los caminos finalmente terminan en algún río.


Ganges. 


Varanasi.

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