lunes, 6 de febrero de 2012

Cap. V: Hay equipo.


Una vez mas nos subimos a un nuevo colectivo, pero esta vez estábamos preparados. No solo los viajes anteriores nos habían servido de lección, además habíamos hecho un entrenamiento psicológico importante. Si el viaje supuestamente duraba cinco horas y media habíamos calculado nueve (la última vez habíamos parado 3 mil veces a levantar gente), además compramos los asientos de adelante que saltan menos y se reclinan mejor, y por ultimo elegimos indumentaria liviana para evitar el calor.
Claramente India es impredecible, el viaje duro las cinco horas y media que nos dijeron, los asientos se movían para todos lados, se reclinaban medio pelo y todavía no entendemos porque, pero nos cagamos de frío.
Por suerte el colectivo no paro a levantar a nadie en la ruta...porque fuera de joda habían  4 mil pibes, dos burros, un flaco con una bici, tres chanchos, un triciclo y nosotros nueve adentro del bondi; osea que si llegabas a abrir una ventana se caían tres personas fácil.
Al lado mío, ponele a 20 cm de mi oreja, viajaba un señor con turbante muy simpático que me hizo 300 preguntas en hindi de las cuales no agarre ni la mitad de la primera; pero bueno nos quedamos hablando un rato hasta que en una de esas el barbudo hombre abrió una bolsita y me ofreció contenido. Imagínense que después de haberme salvado del mercado en Jodhpur ya no me importaba nada, asique saque un poco de lo que me daba y el tipo me explicó como proceder.
Fue como si me hubiese metido una plantilla de zapato oloriento en la boca, era una especie de tabaco muy fuerte; en menos de dos minutos estaba tratando de idear un plan para tirarlo por la ventana sin que Mr. Turbante me viera para no ofenderlo. En una de esas que el señor bajo la vista le pegue un revoleo al tabaco rancio por la ventana y me hice el boludo el resto del viaje.
Una vez llegados nos paso algo muy raro, yo nosé si es que el gremio de los hoteleros nos seguía por India o que pasaba, pero no habíamos puesto el pie en Jalsaimer que ya teníamos a un flaco que sabía que éramos nueve de Argentina, cuantos hermanos tenia cada uno, nuestro color preferido, que a mi perro le falta la cola y que veníamos de Jodphur. Se ve que también sabia que no queríamos gastar un mango porque nos ofrecía su hotel y encima dijo que nos llevaba hasta aquel lugar GRATAROLA; agarramos nuestros motetes y salimos con el tipo felices de la vida.
Jalsaimer es un pueblo espectacular, para mi que ahí fue donde vivía Aladín antes de que lo contrataran para actuar en la película de Disney. Esta cerca de la frontera con Pakistan (pasan aviones y camiones de guerra todo el tiempo pero no pasa nada) y consiste en una serie de callejones de piedra muy angostos que van para todos lados, lo mas impresionante es que la ciudad esta adentro de un fuerte, entonces uno vive adentro como en el pasado y sale al resto de la cuidad por alguna de las cinco entradas que tiene la muralla.
Hay que tener en cuenta que cuando hace calor (abril y mayo), hace calor en serio. De 11 a 4  de la tarde no se puede estar afuera porque te cocinas. Es tanto calor que las paredes y el piso del fuerte se calientan, las camas todo irradia calor. Lo mejor que se puede hacer para refrescarse es mojarse la ropa, taparse la cabeza y estar en cualquier lugar que corra aire, no hay otra.
El resto de la cuidad es muy entretenida, hay muchos lugares para comprar ropa, dulces y sobretodo lleno de puestitos que venden las mejores antigüedades y estatuitas que vimos desde que llegamos.
Hubo un día que salimos a dar una vuelta y Matanga, que es una especia de gorda lechona encerrada en un cuerpo de joven adulto, insistía en comprar unas bolas de masa dulces en un puesto similar a lo que seria una panadería en nuestro país. Tanto insistió que frenamos, probamos un poco cada uno, nos mega empalagamos todos y el se termino comprando un par de bolas mas para llevar devuelta al hotel. Durante el regreso pasamos por una especie de barrio lleno de chiquitos que apenas nos vieron salieron a la calle a pedirnos que les sacáramos fotos...cuando vieron la bolsita se olvidaron instantáneamente de las fotos y le empezaron a manguear para que Mati les diera las bolas inmundas.
La imagen que veía yo, que caminaba un par de pasos mas atrás que la gorda glotona presa en un cuerpo que no es el suyo era: cuarenta chiquitos de uno de los países mas pobres del mundo mendigando una bolsita de masa dulce y al tacaño de Matanga que les decía, cuasi al borde del estallido nervioso pero en su mejor tono ¨NOT!¨. Era muy gracioso porque no se cual de las dos partes estaba mas tensa, si los chiquitos que veían las bolitas dulces pasar sin poder hacer nada o Mati que era como un corderito rodeado por una manada de lobos hambrientos. La situación duro un par de cuadras más hasta que salimos del barrio ilesos y dejamos atrás a los cuarenta chiquitines llorando porque el turista no les había dado pasta de leche de cabra con azúcar.
El ultimo día fuimos al lago, es increíble que en un charco de ese tamaño hallan tantos bagres juntos, tirás una miga al agua y aparecen cien bagres enormes que se matan a piñas por comerse el pan.
Este pueblo esta lleno de cosas divertidas y encima es muy especial. Todos sabían quienes éramos y que hacíamos, donde comíamos o si habíamos salido a andar en camello, más viviendo adentro del fuerte...no estaba mal pero era raro.
Nosé porque pero a esa altura ya tenía la sensación de que estaba en India hace años, el no tener plan hacía que el tiempo pasara mucho más despacio.

Camelgata.
La idea de llegar a Jalsaimer, más allá de conocer, era hacer un safari en camello por el desierto; asique arreglamos con el mismo tipo del hotel y partimos una mañana con rumbo incierto como treinta kilómetros en jeep hasta que llegamos a un lugar donde estaban nuestros cuadrúpedos a la espera.
Arrancamos a paso lento en fila un par de horas bajo el sol hasta que llegamos a la primera de las ciudades del desierto. De pedo había una casa y la población anual era de ocho personas; obviamente conocimos e interactuamos con todo el pueblo en menos de diez minutos, le dimos agua a los camellos de un bebedero lleno de agua verde y sapos, nos mojamos nosotros y volvimos al ruedo.
Almorzamos en la sombra de un árbol con un par de cabras que andaban por ahí, nos dormimos una siesta y después camelgamos un rato mas para llegar a la segunda de las ciudades del desierto, esta vez era una cuidad enserio: dos casas y población anual de diecisiete personas. Volvimos a interactuar con los chiquitos de la zona que se acercaron a saludarnos, agua podrida para los camellos y seguimos.
El calor era insoportable y el agua que llevábamos estaba tan caliente que parecía una sopa quick sin el polvito de la sopa quick. Lo bueno era que nos habían dicho que en la tercera de las ciudades había un lugar con heladera y que en teoría íbamos a conseguir cosas frías para tomar; comparado con los otros dos lugares que hubiera una heladera hacia de esa cuidad casi una sede de la NASA.
Le metimos un poco mas y finalmente llegamos, nos tiramos del camello antes de que se echara, pateamos a los chiquitos que se acercaban a saludarnos y corrimos al kiosco con heladera. Entre los nueve le hicimos una serie de señas a la mina del quiosco, que no entendía nada, pidiendo lo que fuera pero frio. La señora, a la que yo ya estaba por saltarle al cuello, nos miraba desconsolada diciendo ¨ÑAAAAA KAKAKAKA LALALALAAAAAA¨. Simplemente no había dialogo entre aquella personas y nuestras nueve almas asique no podíamos hacer mas nada que esperar.
Cuando llegó el guía de los camellos nos tradujo que en el pueblo endemoniado ese se había cortado la luz hacia un par de horas, asique si queríamos un te de naranja que nos compráramos una Fanta...estábamos perdidos.
Volvimos a los camellos muy cabizbajos con una horda de niñitos que nos seguían, le dimos de tomar a los camellos una vez mas del agua roñosa de la zanja y empezamos a jugar con los chiquitos que rebozaban de simpatía frente a nuestra presencia. Claramente nosotros les chupábamos un huevo y medio, porque lo único que querían esa mandada de pibes chorros era desvalijarnos, tuvimos que correr a los camellos y salimos cagando al desierto otra vez.
Un par de horas después llegamos a las dunas donde íbamos a dormir; yo creo fuerte que la arena esa la llevaron en camión hasta ese lugar porque la verdad que de desierto extenso y arenoso no tenia un pito.
Fue ahí cuando por primera vez desde que me fui de mi casa pensé que me iba a pasar algo malo en serio. Ya se que dije que el avión tenia desperfectos mecánicos, pero según Discovery Channel hay mas chances de que te muerda un tiburón en una pileta de que se caiga un avión. En el taxi de Mumbai estuve cerca, pero una vez que andas tres o cuatro veces en taxi te das cuenta que no hay chances de que el pibe choque, están hechos para no chocar. La vez que se me cayo la comida al piso la levante y la comí igual nosé, pero se había caído en una alfombra asique mucha chances de algo malo no habían. En el mercado de Jodhpur donde probé todo lo que fuera comestible y vi que el ratón salía de una pila de semillas, me podría haber pescado algo pero al fin y al cabo las semillas exactas de donde vi que el ratón salía no eran las que yo había comido.
Esta vez sin querer me pase de la línea, cuando llegamos a las dunas me baje del camello exhausto y muerto de sed, la verdad que tomar agua caliente ya no me importaba nada asique agarre una de las botellas y me la mande adentro, en eso escucho ¨Silver noooo¨.
Lo que paso fue que las botellas de agua para tomar tenían etiqueta y la orden era que: una vez que el agua potable se acabara, había que retirarle la etiqueta a dicho envase y rellenar con agua podrida del pozo verde con sapos para los camellos. Se ve que a alguien (Mica) le faltó sacarle la etiqueta a una de las botellas después de recargarla y entonces, por esas desgracias de la vida, justo yo me tome el agua de los camellos.
Todas las personas con las que hablé antes de viajar habían tenido especial énfasis en que tuviera extremo cuidado con el agua, que ni la usara para lavarme los dientes porque si tragaba un poco me podía enfermar jodido. El médico infectólogo a quién consulte antes de irme también fue muy preciso con eso, me dijo que era ¨mas sano tomarme una pastilla de cianuro que una gota de agua en India¨.
Como venia la mano si era un tipo con suerte lo único que me iba a pasar era mínimo una semanita vomicagando (todo al mismo tiempo), sino nosé, supongo que agarrarme alguna infección brava en la pansa o alguna enfermedad complicada. El tema además era que estaba lejos de todo y andá a saber cuanto tiempo iba a pasar hasta que llegara a alguna cuidad decente con mas de veinte residentes.
No sabia que hacer, asique primero me fije que hora era como para ver cuanto tiempo pasaba hasta que empezara a sentir algo y después de eso me tome todo el agua de la buena que pude. No les dije nada a los demás y me quede tranquilo pero estaba muy preocupado por el tema, directamente tenia un poco de miedo y todo.
Pasaron las primeras dos horas y nada, comí un par de galletitas y té; pasaron dos horas más y nada. Solo había comido tres galletas asique estaba cagado de hambre y me morfe todo en la comida. Nos quedamos charlando un poco antes de ir a dormir y mientras hablábamos apareció un bicho enorme que el guía mato con una ojota, todos se pegaron tremendo cagazo pero la verdad yo seguía más preocupado por perder los últimos dos metros de mi colon que por los bichos mutantes.
Nos fuimos a dormir, la verdad que la noche en el desierto estuvo muy buena, pusimos las monturas de los camellos en el piso y dormimos arriba de los cojinillos, se puso fresco y todos dormimos muy bien. Me desperté a la mañana pensando que iba a estar todo cagado encima...pero no. Ya habían pasado mas de doce horas del aquel episodio sin que pase nada, la verdad que ya estaba tranquilo pero me había puesto como cuarentena veinticuatro horas para poder cantar victoria oficialmente.
Juntamos todo y salimos en fila camello tras camello, almorzamos abajo de un árbol y finalmente llegamos a donde estaba el jeep que nos llevo devuelta al pueblo. Cuando llegamos la gente en la calle nos preguntaba como nos había ido en el safari, ¿como goma saben que fuimos al safari? no podía ser que todos estuvieran tan pendientes de nosotros. Claro que no, se ve que teníamos tanto olor a camello que era bastante obvio que habíamos estado camelgando dos días seguidos.
Pasaron las veinticuatro horas y no me paso nada, ni siquiera un pedo traicionero. Yo nosé si fue un milagro o qué, pero llegue a este país con el colon de un niño y me voy con el de un hombre.

Travestindio.
Resulta que antes de salir para los camellos decidimos comprar en el mercado local algo de indumentaria adecuada para la ocasión, sabíamos que iba a hacer muchísimo calor entonces fuimos por prendas amplias y ventiladas para mejorar nuestro andar por el desierto.
Yo me compre unas pantaletas holgadas que realmente eran muy cómodas y permitían que la brisa corriera fuerte entre los tejidos, nada mejor que eso para estar los próximos días de aventura; estaba cubierto del sol y fresco al mismo tiempo.
Feliz de la vida llegue al hotel, me saque lo que tenia puesto, me clave las pantaletas y salí a lucir mi facha nueva por la calle de la cuidad. Caminaba feliz de la vida y me llamo la intención que todos me miraban muy alegremente y me ofrecían sus sonrisas mientras yo me hacia camino al andar.
¨Que alegres todos¨ me dije, y antes de que pudiera terminar la frase un grupo de mocosos insurrectos me rodearon repentinamente y comenzaron a vociferar burlonamente ¨lady pantas, lady pantas!!¨ mientras me señalaban.
No hace falta ser físico nuclear para darse cuenta de que me había comprado pantaletas de mujer y estaba caminando por toda la aldea vestido de mina mientras la gente se cagaba de risa.


Niño del desierto.



Aguatera.


1 comentario:

  1. jajaajjajjajajaajjajaja me alegraste la mañana laboral!(si, estoy leyendo esto en el laburo...)
    quiero foto de las lady pantas!!!
    te quiero naipe!

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