Una vez mas nos subimos a un
nuevo colectivo, pero esta vez estábamos preparados. No solo los viajes
anteriores nos habían servido de lección, además habíamos hecho un
entrenamiento psicológico importante. Si el viaje supuestamente duraba cinco
horas y media habíamos calculado nueve (la última vez habíamos parado 3 mil
veces a levantar gente), además compramos los asientos de adelante que saltan
menos y se reclinan mejor, y por ultimo elegimos indumentaria liviana para
evitar el calor.
Claramente India es impredecible,
el viaje duro las cinco horas y media que nos dijeron, los asientos se movían
para todos lados, se reclinaban medio pelo y todavía no entendemos porque, pero
nos cagamos de frío.
Por suerte el colectivo no paro
a levantar a nadie en la ruta...porque fuera de joda habían 4 mil pibes, dos burros, un flaco con una
bici, tres chanchos, un triciclo y nosotros nueve adentro del bondi; osea que
si llegabas a abrir una ventana se caían tres personas fácil.
Al lado mío, ponele a 20 cm de
mi oreja, viajaba un señor con turbante muy simpático que me hizo 300 preguntas
en hindi de las cuales no agarre ni la mitad de la primera; pero bueno nos
quedamos hablando un rato hasta que en una de esas el barbudo hombre abrió una
bolsita y me ofreció contenido. Imagínense que después de haberme salvado del
mercado en Jodhpur ya no me importaba nada, asique saque un poco de lo que me
daba y el tipo me explicó como proceder.
Fue como si me hubiese metido
una plantilla de zapato oloriento en la boca, era una especie de tabaco muy
fuerte; en menos de dos minutos estaba tratando de idear un plan para tirarlo
por la ventana sin que Mr. Turbante me viera para no ofenderlo. En una de esas
que el señor bajo la vista le pegue un revoleo al tabaco rancio por la ventana
y me hice el boludo el resto del viaje.
Una vez llegados nos paso algo
muy raro, yo nosé si es que el gremio de los hoteleros nos seguía por India o
que pasaba, pero no habíamos puesto el pie en Jalsaimer que ya teníamos a un
flaco que sabía que éramos nueve de Argentina, cuantos hermanos tenia cada uno,
nuestro color preferido, que a mi perro le falta la cola y que veníamos de
Jodphur. Se ve que también sabia que no queríamos gastar un mango porque nos ofrecía
su hotel y encima dijo que nos llevaba hasta aquel lugar GRATAROLA; agarramos
nuestros motetes y salimos con el tipo felices de la vida.
Jalsaimer es un pueblo
espectacular, para mi que ahí fue donde vivía Aladín antes de que lo
contrataran para actuar en la película de Disney. Esta cerca de la frontera con
Pakistan (pasan aviones y camiones de guerra todo el tiempo pero no pasa nada)
y consiste en una serie de callejones de piedra muy angostos que van para todos
lados, lo mas impresionante es que la ciudad esta adentro de un fuerte,
entonces uno vive adentro como en el pasado y sale al resto de la cuidad por
alguna de las cinco entradas que tiene la muralla.
Hay que tener en cuenta que
cuando hace calor (abril y mayo), hace calor en serio. De 11 a 4 de la tarde no se puede estar afuera porque
te cocinas. Es tanto calor que las paredes y el piso del fuerte se calientan,
las camas todo irradia calor. Lo mejor que se puede hacer para refrescarse es
mojarse la ropa, taparse la cabeza y estar en cualquier lugar que corra aire,
no hay otra.
El resto de la cuidad es muy
entretenida, hay muchos lugares para comprar ropa, dulces y sobretodo lleno de
puestitos que venden las mejores antigüedades y estatuitas que vimos desde que
llegamos.
Hubo un día que salimos a dar
una vuelta y Matanga, que es una especia de gorda lechona encerrada en un
cuerpo de joven adulto, insistía en comprar unas bolas de masa dulces en un
puesto similar a lo que seria una panadería en nuestro país. Tanto insistió que
frenamos, probamos un poco cada uno, nos mega empalagamos todos y el se termino
comprando un par de bolas mas para llevar devuelta al hotel. Durante el regreso
pasamos por una especie de barrio lleno de chiquitos que apenas nos vieron
salieron a la calle a pedirnos que les sacáramos fotos...cuando vieron la
bolsita se olvidaron instantáneamente de las fotos y le empezaron a manguear para
que Mati les diera las bolas inmundas.
La imagen que veía yo, que
caminaba un par de pasos mas atrás que la gorda glotona presa en un cuerpo que
no es el suyo era: cuarenta chiquitos de uno de los países mas pobres del mundo
mendigando una bolsita de masa dulce y al tacaño de Matanga que les decía,
cuasi al borde del estallido nervioso pero en su mejor tono ¨NOT!¨. Era muy
gracioso porque no se cual de las dos partes estaba mas tensa, si los chiquitos
que veían las bolitas dulces pasar sin poder hacer nada o Mati que era como un
corderito rodeado por una manada de lobos hambrientos. La situación duro un par
de cuadras más hasta que salimos del barrio ilesos y dejamos atrás a los
cuarenta chiquitines llorando porque el turista no les había dado pasta de
leche de cabra con azúcar.
El ultimo día fuimos al lago, es
increíble que en un charco de ese tamaño hallan tantos bagres juntos, tirás una
miga al agua y aparecen cien bagres enormes que se matan a piñas por comerse el
pan.
Este pueblo esta lleno de cosas
divertidas y encima es muy especial. Todos sabían quienes éramos y que
hacíamos, donde comíamos o si habíamos salido a andar en camello, más viviendo
adentro del fuerte...no estaba mal pero era raro.
Nosé porque pero a esa altura ya
tenía la sensación de que estaba en India hace años, el no tener plan hacía que
el tiempo pasara mucho más despacio.
Camelgata.
La idea de llegar a Jalsaimer,
más allá de conocer, era hacer un safari en camello por el desierto; asique
arreglamos con el mismo tipo del hotel y partimos una mañana con rumbo incierto
como treinta kilómetros en jeep hasta que llegamos a un lugar donde estaban
nuestros cuadrúpedos a la espera.
Arrancamos a paso lento en fila
un par de horas bajo el sol hasta que llegamos a la primera de las ciudades del
desierto. De pedo había una casa y la población anual era de ocho personas;
obviamente conocimos e interactuamos con todo el pueblo en menos de diez
minutos, le dimos agua a los camellos de un bebedero lleno de agua verde y
sapos, nos mojamos nosotros y volvimos al ruedo.
Almorzamos en la sombra de un árbol
con un par de cabras que andaban por ahí, nos dormimos una siesta y después
camelgamos un rato mas para llegar a la segunda de las ciudades del desierto,
esta vez era una cuidad enserio: dos casas y población anual de diecisiete
personas. Volvimos a interactuar con los chiquitos de la zona que se acercaron
a saludarnos, agua podrida para los camellos y seguimos.
El calor era insoportable y el
agua que llevábamos estaba tan caliente que parecía una sopa quick sin el
polvito de la sopa quick. Lo bueno era que nos habían dicho que en la tercera
de las ciudades había un lugar con heladera y que en teoría íbamos a conseguir
cosas frías para tomar; comparado con los otros dos lugares que hubiera una
heladera hacia de esa cuidad casi una sede de la NASA.
Le metimos un poco mas y
finalmente llegamos, nos tiramos del camello antes de que se echara, pateamos a
los chiquitos que se acercaban a saludarnos y corrimos al kiosco con heladera.
Entre los nueve le hicimos una serie de señas a la mina del quiosco, que no entendía
nada, pidiendo lo que fuera pero frio. La señora, a la que yo ya estaba por
saltarle al cuello, nos miraba desconsolada diciendo ¨ÑAAAAA KAKAKAKA
LALALALAAAAAA¨. Simplemente no había dialogo entre aquella personas y nuestras
nueve almas asique no podíamos hacer mas nada que esperar.
Cuando llegó el guía de los
camellos nos tradujo que en el pueblo endemoniado ese se había cortado la luz
hacia un par de horas, asique si queríamos un te de naranja que nos compráramos
una Fanta...estábamos perdidos.
Volvimos a los camellos muy cabizbajos
con una horda de niñitos que nos seguían, le dimos de tomar a los camellos una
vez mas del agua roñosa de la zanja y empezamos a jugar con los chiquitos que
rebozaban de simpatía frente a nuestra presencia. Claramente nosotros les chupábamos
un huevo y medio, porque lo único que querían esa mandada de pibes chorros era
desvalijarnos, tuvimos que correr a los camellos y salimos cagando al desierto
otra vez.
Un par de horas después llegamos
a las dunas donde íbamos a dormir; yo creo fuerte que la arena esa la llevaron
en camión hasta ese lugar porque la verdad que de desierto extenso y arenoso no
tenia un pito.
Fue ahí cuando por primera vez
desde que me fui de mi casa pensé que me iba a pasar algo malo en serio. Ya se
que dije que el avión tenia desperfectos mecánicos, pero según Discovery
Channel hay mas chances de que te muerda un tiburón en una pileta de que se
caiga un avión. En el taxi de Mumbai estuve cerca, pero una vez que andas tres
o cuatro veces en taxi te das cuenta que no hay chances de que el pibe choque, están
hechos para no chocar. La vez que se me cayo la comida al piso la levante y la comí
igual nosé, pero se había caído en una alfombra asique mucha chances de algo
malo no habían. En el mercado de Jodhpur donde probé todo lo que fuera
comestible y vi que el ratón salía de una pila de semillas, me podría haber
pescado algo pero al fin y al cabo las semillas exactas de donde vi que el ratón
salía no eran las que yo había comido.
Esta vez sin querer me pase de
la línea, cuando llegamos a las dunas me baje del camello exhausto y muerto de
sed, la verdad que tomar agua caliente ya no me importaba nada asique agarre
una de las botellas y me la mande adentro, en eso escucho ¨Silver noooo¨.
Lo que paso fue que las botellas
de agua para tomar tenían etiqueta y la orden era que: una vez que el agua
potable se acabara, había que retirarle la etiqueta a dicho envase y rellenar
con agua podrida del pozo verde con sapos para los camellos. Se ve que a
alguien (Mica) le faltó sacarle la etiqueta a una de las botellas después de
recargarla y entonces, por esas desgracias de la vida, justo yo me tome el agua
de los camellos.
Todas las personas con las que
hablé antes de viajar habían tenido especial énfasis en que tuviera extremo
cuidado con el agua, que ni la usara para lavarme los dientes porque si tragaba
un poco me podía enfermar jodido. El médico infectólogo a quién consulte antes
de irme también fue muy preciso con eso, me dijo que era ¨mas sano tomarme una
pastilla de cianuro que una gota de agua en India¨.
Como venia la mano si era un
tipo con suerte lo único que me iba a pasar era mínimo una semanita vomicagando
(todo al mismo tiempo), sino nosé, supongo que agarrarme alguna infección brava
en la pansa o alguna enfermedad complicada. El tema además era que estaba lejos
de todo y andá a saber cuanto tiempo iba a pasar hasta que llegara a alguna
cuidad decente con mas de veinte residentes.
No sabia que hacer, asique
primero me fije que hora era como para ver cuanto tiempo pasaba hasta que
empezara a sentir algo y después de eso me tome todo el agua de la buena que
pude. No les dije nada a los demás y me quede tranquilo pero estaba muy
preocupado por el tema, directamente tenia un poco de miedo y todo.
Pasaron las primeras dos horas y
nada, comí un par de galletitas y té; pasaron dos horas más y nada. Solo había
comido tres galletas asique estaba cagado de hambre y me morfe todo en la
comida. Nos quedamos charlando un poco antes de ir a dormir y mientras hablábamos
apareció un bicho enorme que el guía mato con una ojota, todos se pegaron
tremendo cagazo pero la verdad yo seguía más preocupado por perder los últimos
dos metros de mi colon que por los bichos mutantes.
Nos fuimos a dormir, la verdad
que la noche en el desierto estuvo muy buena, pusimos las monturas de los
camellos en el piso y dormimos arriba de los cojinillos, se puso fresco y todos
dormimos muy bien. Me desperté a la mañana pensando que iba a estar todo cagado
encima...pero no. Ya habían pasado mas de doce horas del aquel episodio sin que
pase nada, la verdad que ya estaba tranquilo pero me había puesto como
cuarentena veinticuatro horas para poder cantar victoria oficialmente.
Juntamos todo y salimos en fila
camello tras camello, almorzamos abajo de un árbol y finalmente llegamos a
donde estaba el jeep que nos llevo devuelta al pueblo. Cuando llegamos la gente
en la calle nos preguntaba como nos había ido en el safari, ¿como goma saben
que fuimos al safari? no podía ser que todos estuvieran tan pendientes de
nosotros. Claro que no, se ve que teníamos tanto olor a camello que era
bastante obvio que habíamos estado camelgando dos días seguidos.
Pasaron las veinticuatro horas y
no me paso nada, ni siquiera un pedo traicionero. Yo nosé si fue un milagro o
qué, pero llegue a este país con el colon de un niño y me voy con el de un
hombre.
Travestindio.
Resulta que antes de salir para
los camellos decidimos comprar en el mercado local algo de indumentaria
adecuada para la ocasión, sabíamos que iba a hacer muchísimo calor entonces
fuimos por prendas amplias y ventiladas para mejorar nuestro andar por el
desierto.
Yo me compre unas pantaletas
holgadas que realmente eran muy cómodas y permitían que la brisa corriera
fuerte entre los tejidos, nada mejor que eso para estar los próximos días de
aventura; estaba cubierto del sol y fresco al mismo tiempo.
Feliz de la vida llegue al
hotel, me saque lo que tenia puesto, me clave las pantaletas y salí a lucir mi
facha nueva por la calle de la cuidad. Caminaba feliz de la vida y me llamo la intención
que todos me miraban muy alegremente y me ofrecían sus sonrisas mientras yo me
hacia camino al andar.
¨Que alegres todos¨ me dije, y
antes de que pudiera terminar la frase un grupo de mocosos insurrectos me
rodearon repentinamente y comenzaron a vociferar burlonamente ¨lady pantas,
lady pantas!!¨ mientras me señalaban.
No hace falta ser físico nuclear
para darse cuenta de que me había comprado pantaletas de mujer y estaba
caminando por toda la aldea vestido de mina mientras la gente se cagaba de
risa.
Niño del desierto.
Aguatera.
jajaajjajjajajaajjajaja me alegraste la mañana laboral!(si, estoy leyendo esto en el laburo...)
ResponderEliminarquiero foto de las lady pantas!!!
te quiero naipe!