jueves, 16 de febrero de 2012

Cap. XI: Te toca.


El viaje de dieciocho horas en tren fue un lujo, el único problema que tuvimos fue que cuando subimos al transporte había una familia entera en nuestros asientos. Los miramos y les dijimos que estaban en el lugar equivocado a lo que respondieron con señas que nos hacían un lugar para que nos sentaramos con ellos. Obviamente estaban muy equivocados asique los sacamos rajando con todos sus bultos (platos, ropa, comida, ventiladores ect.) y los mandamos a sentarse al pasillo. No se si pretendían que nosotros fuéramos a compartir nuestro espacio con ellos y la feria americana que traían encima, pero no era posible.
Como decía, en el tren se viaja muy bien; prácticamente no se mueve y no hace casi nada de ruido. Las camas son...que difícil de explicar, como si fueran una puerta un poco acolchonada colgando de unas cadenitas similar a una cucheta triple. A esa altura esa cama del demonio a mi me sentaba mejor que la de cualquier Sheraton.
Llegamos a Siliguri donde sacamos el permiso necesario para entrar a la provincia de Sikim y de ahí, regateo de por medio sin aparición del Rey Mono, nos tomamos un jeep por una ruta serpenteante rumbo a nuestro destino final del día.
Tres horas y siete mil curvas después llegamos a Darjeling que es cerca de la frontera con China y Nepal. Desde el momento en que nos bajamos del tren nos dimos cuenta que todo había cambiado mucho. Al principio yo pensaba que me había agarrado algo raro porque veía el piso todo verde y sentía que transpiraba de afuera para adentro. Despues me di cuenta que estaba muy desacostumbrado por el clima que venia viviendo en el desierto, que en realidad solamente en el piso había pasto y que me estaba empapando bajo la lluvia.
Es increíble que con solo movernos trecientos kilómetros de un lugar a otro las cosas cambien tanto, el tren tardo muchísimo pero la distancia que recorrimos no fue tal y sin embargo parecía como si estuviéramos en otro país.
El paisaje es de selva furiosa, muy húmedo y hace frío. La gente es muy diferente, la ropa, todo esta mucho mas occidentalizado; las caras duras y morochas del desierto pasaron a ser pálidas con ojos achinados, estabamos muy sorprendidos porque el cambio era enorme.
No había vacas, de hecho hasta encontramos carnicerías y pollerías por todos lados, ninguna tenía heladeras ni nada parecido asique la verdad que comer carne nos daba un poco de miedo. El pollo en cambio es fresco, tan fresco que directamente esta vivo en una jaula. Es una sensación muy rara porque uno señala cual verdugo alguna de las aves y el señor del comercio lo agarra del pescuezo, lo retuerce dos o tres vueltitas, le saca las plumas y te lo entrega todavía pataleando.
Darjeling cuelga en el aire, la cuidad queda en lo mas alto de la montaña donde las ciudades generalmente no quedan. Las casas están suspendidas en el vacío, uno entra a cualquier lado y lo único que se ve por la ventana es el cielo.
Va a parecer una boludez, pero prácticamente estábamos viviendo en las nubes; a la mañana cuando nos levantábamos abríamos la ventana del cuarto y les juro por el Rey Mono, que me viene pisando los talones a donde quiera que valla, que la nube entraba al cuarto y quedaba instalada adentro.
Conseguimos un hotel bastante bueno, llegamos al cuarto y cuando entramos estaban todas las ventanas abiertas. El tipo nos dijo que dejáramos la puerta del baño cerrada porque capaz salía un poquito de olor y que por eso había dejado ventilando antes de que llegáramos.
De ese cuarto me fui directo a la oficina del FBI para que hicieran una investigación porque estoy convencido que en ese baño alguien tiro un cadáver al inodoro, que ni siquiera es un inodoro sino un baño turco de esos que consisten solamente en un agujero en el piso. La BARANDA  que salía de ahí adentro era una cosa que te podía llegar a contagiar cáncer de pulmón, invivible.
Encima de eso, éramos tan amigos que estábamos durmiendo cinco personas en un cuarto y cuatro en el otro para gastar menos, cada cuarto tenía dos camas. Día a día te levantabas un poco mas cagado a patadas que la noche anterior y encima con un olor a cementerio que empeoraba a medida que pasaban los minutos.
Saqué todas esas cosas de la mochila que venia maldiciendo hace días porque jamás pensé que iba a usar: campera, zapatillas, pantalón largo y medias; me puse todo y salimos a dar una vuelta.
Desde cualquier lado de donde uno se pare hasta donde llegue la agudeza de su visión, lo único que se puede ver literalmente son miles de montañas cubiertas por plantaciones de té. No se si es que exportan a algún otro planeta, pero no entiendo donde va a parar tanto té.
Un día nos fuimos a ver las plantaciones,  se acercaron dos chantas que pretendían sacarnos guita por el hecho de llevarnos a una fabrica que era una farsa y darnos una suculenta explicación de como preparar la infusión. Lo único que repitió la sabandija del supuesto guía fue  ¨1,2,3, five seconds¨ durante media hora.
No se si no se daba cuenta que ya nos habíamos avivado hace rato que estaba repitiendo la misma frase o si habrá pensado que éramos idiotas, pero era obvio que haciendo ¨1,2,3 five seconds¨ no iba a sacar un te de la galera ni en pedo asique lo sacamos cagando y no le dimos un mango.
Con Matanga y Greta bajamos hasta el fondo de las plantaciones donde estaban las mujeres que cosechan las hojas de la planta a mano, fue prácticamente un viaje en el tiempo; todas esas hectáreas cosechadas a mano por un puñado de minas que se atan una canasta a la cabeza con una vincha era algo que no me entraba en la cabeza.
También pasamos por un templo Budista al que justo llegamos durante una celebración por la paz y el nacimiento de Buda. Pudimos entrar y los monjes fueron muy amables con nosotros. El nivel de detalle que había adentro del lugar era impresionante, todo, cada centímetro de piso, pared y techo estaba pintado y tallado de alguna manera. No quedamos un rato largo escuchando la ¨misa¨ y me llamo poderosamente la atención la energía y la concentración de los monjes para con sus oraciones. Comimos afuera del templo por centavos y seguimos camino.
Otro de los lugares que visitamos durante nuestra estadía fue el centro de refugiados tibetanos. El recinto se trata de un centro donde vive gente que se escapo o fue expulsada del Tibet cuando al gobierno de China se le ocurrió invadirlos para borrarlos del mapa. La gran mayoría son viejitos muy simpáticos que tienen talleres en los que trabajan la madera, el cuero y los tejidos que usan para ganar algo de plata y sobrevivir...y nosotros no les compramos nada.
Darjeling fue muy buen lugar para nuestra semana sobretodo por su opción gastronómica. Desde el primer día había visto que habían muchos puestitos en la calle en los que se podía comer, pero recordando lo que había pasado en Varanasi no me animaba. Un día salí más hambriento que el Chavo del 8 y me baje tres puestitos enteros, todo frito con grasa de vallamos a saber que animaliode y que fuera lo que Dios, Ala o El Rey Mono quisiera.
No me paso nada, pero mi intestino me mando un texto diciendo que si seguía haciéndome el canchero me iba a abandonar por completo, yo lo definiría como ¨temblor renal con posibilidades de desastre natural severo¨. La pansa me crujió varios días, pero mas allá que eso no paso a mayores. Lo que descubrí era que además de frito habían muchas cosas súper sanas en los puestitos como podían ser tartas, ravioles y rolls.
Además de los puestitos, en frente había un restaurantucho muy chiquito que hacían los mejores ¨momos¨ que probamos. Momos son una especie de ravioles hervidos con vapor que la verdad son un lujo. La señora que nos atendía; que todavía no sé si se llama Chuki, Kawasaki o Chubaka porque como no nos acordábamos directamente le inventamos doscientos nombres; era una fenomenal, pero la verdad que su cara no transmitía expresiones. Creo que la mina tenia la misma expresión de poker le dijeras que a su hijo la había pisado un colectivo o que querías un raviol de verdura. No había caso.
Pasaron así lo días, nos quedamos hasta una fiesta budista que se hizo en la plaza de la cuidad y partimos en jeep a 30 km/h durante seis horitas hasta Gangtok, capital de la provincia de Sikim.

Madre turca.
Desde que había llegado a India siempre pude zafar de algo de lo que acá no se zafa. Cada vez que necesite hacer lo segundo, estuviera donde estuviera, conseguía un trono para apoyar mis nalgas y dejar que la gravedad hiciera lo suyo.
Llegue a Darjeling y la verdad que se me escapaba el topo, una vez que definimos el tema del hotel hice un vistazo general y puse la brújula apuntando al tocador. Hasta ahora siempre habíamos tenido inodoro en el cuarto excepto en Mumbai en donde afortunadamente no lo precise, asique para mi ya era un hecho que iba a haber uno esperándome detrás de la fina puerta de madera pintada. Not.
Ahí estaba yo, mano a mano con el agujero en el piso al que le llaman ¨baño turco¨ o simplemente ¨la turca¨. Encima salía un olor espantoso, osea que además de ver como carajo iba a hacer para definir mi situación tenia que hacerlo mientras aguantaba la respiración.
Me sentí Dumbo cuando lo separan de la mama, Pinocho cuando no era un niño de verdad y el Patito feo antes de convertirse en cisne...los tres al mismo tiempo. Humillante, agachadito en cuclillas tratando de no cagarme una pierna y embocarle al agujero; un horror.
Tarde bastante, pero lo logre y de ahí en más tuve varias oportunidades para perfeccionar mi técnica hasta transformarme en un campeón. Es como todo, practica y no bajarse los lienzos del todo porque si uno los baja hasta los tobillos hay muchas chances de embolsar lo que caiga con el pantalón.

Que pasen lo que quieran.
Paso nuestro primer mes, con el correr del tiempo todo cambio muchísimo, el paisaje, la gente, la comida, las costumbres y nosotros también habíamos cambiado un poco. Por ejemplo yo, que llegue afeitado y a esa altura en mi rostro abundaba una florecida barba; también estaba bastante más flaco sin haber pasado hambre, de hecho necesité achicar el cinturón un agujerito porque los pantalones se me caían.
Todos seguimos vivos y de muy buen humor. Me imagino que los otros ocho también, pero yo la verdad que aprendí mas acá que en la primaria (y eso que fui a institución privada).
Antes comía hasta reventar, tenía que dormir si o si boca abajo y abrazado a una almohada, hacía lo mío únicamente en aquellos inodoros que estuvieran lo suficientemente limpios como para aprobar las normas ISO 9001 y no me preocupaba mucho por lo que no conocía.
Ahora como lo necesario, si me pones un colchón lleno de los resortes mas paquetes, una colchoneta pedorra o un piso escabroso con nueve pibes puedo dormir en la posición que sea y al mejor estilo ¨Queen¨; siempre y cuando tenga una botella de agua mineral vacía para usar como almohada.
Ahora si me pones un baño turco o una latita de azafrán no solo no voy a tener problema, ni siquiera voy a ensuciar el piso.
Ahora busco todo lo nuevo que pueda aprender y lo aprendo.




Monje por la paz.


Cosechas de té.


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