Cuidado animales sueltos.
Ya pasados un día en Bombay que
recorrimos un poco volvimos al hotel muertos, nos pegamos una ducha y nos
tiramos a dormir un rato porque el calor nos había liquidado...en eso Matanga
estaba tirado en la cama y Cami entra al cuarto a decirnos nose que cosa y pega
un grito, miramos la pared y había una especie de lagartija blanca que corría
de un lado para el otro.
Bue, resumiendo les cuento que prácticamente
dimos vuelta las camas (y el puto colchoncin) catorce veces tratando de
espantar al bicho roñoso que nos correteaba por el cuarto y los tres escapando
cual trillizas de oro para que no nos toque ¨por las dudas¨.
Al final la lagartija desapareció,
nose si se metió en alguna zapatilla, mochila o que pero los tres sabíamos que estábamos
durmiendo con el enemigo, asique nose los otros dos pero yo tarde un rato en
pegar el ojo.
Dime como duermes y te diré
quien eres.
Desde que llegamos a la India
siempre que nos presentamos en un nuevo hotel pedimos tres cuartos para tres
personas. Ningún cuarto tiene tres camas, en general es una cama de dos plazas
con dos almohadas y pedimos un colchón aparte para tirar en el piso.
Si el establecimiento cuenta con
las tres habitaciones y la disposición mencionada anteriormente se pasa a un
segundo nivel en el que se definen, sorteo de por medio, las jerarquías de
pernocte: uno puede dormir ¨Like shit¨ lo que significa en el colchón de piedra
tirando en el piso como un miserable pero con almohada, ¨Like Princess¨ lo que
implica una plaza de la cama pero sin goce de almohada o ¨Like Queen¨ que vendría
a ser el all inclusive del momento, con plaza y goce de almohada.
Cada noche que pasa en el mismo
establecimiento cada participante asciende una categoría en la jerarquía que le
toco en el primer día de sorteo (excepto el que era Queen que baja a shit). Por lo tanto si uno salió
sorteado ¨Like shit¨ la primer noche, duerme la respectiva velada en el piso y
la segunda le toca dormir ¨Like Princess¨. Si hubiera una tercera noche, todos
rotan de puesto una vez mas según corresponda y ¨Like Princess¨ pasa a dormir
¨Like Queen¨.
Cada vez que se llega a un nuevo
hotel se realiza un nuevo sorteo, por lo tanto las jerarquías no son
transferibles y uno puede repetir puesto dos noche seguidas en dos hoteles
distintos.
Lavate conmigo.
En Mumbai hay algo que no hay
que dejar de hacer que son los lavaderos públicos de Dhobi Gha.
Son una especie de piletones de
piedra donde todos los hoteles y marcas de ropa mandan sus sabanas y ropas
antes de sacarlas a la venta. Es muy impresionante como funcionan las cosas en
ese lugar y como cambian el agua de todas las piletas una vez por día.
Uno llega ahí y ve a la gente
lavando todo a los golpes contra la piedra, escurriendo y colgando las cosas
sin ganchitos. La cantidad de ropa tendida en las sogas te deja bizco, se puede
entrar a los lavaderos pegándole a un tipo, con Matanga entramos y la verdad
que es algo que vale la pena en serio.
Puede dar un poco de miedo
porque entrar al lavadero implica meterse una o dos cuadras en una villa que
parece muy turbia para llegar a la entrada del lavadero, ahí es donde esta el
tipo que te acompaña. La verdad es que no pasa nada, son todos trabajadores que
van, lavan y se van.
Como hay mucha agua hay mucho
mosquitos, yo en ese momento todavía no estaba cubierto contra la malaria
porque tome la pastilla una semana mas tarde de lo que la tendría que haber
tomado, asique es clave llevar algo contra los bichos.
Anda solo.
Mati: Silver boludo mira!!! Ese
auto va sin nadie que lo maneje!!!
Yo: Boluuuuuudo!!! No puedo
creeeeer!! Solo va el acompañante y nadie maneja man!!
Mati: No entiendo, es increíble...será
a control remoto nose.
Yo: Y...no creo seria imposible,
estamos en India. Aparte es rarísimo que va el acompañante y nadie maneja o no?
Mati: Que loco no?
Yo: Maaaaal
Conclusión: en India los volantes
de los autos están al revés que en nuestro país y no existen autos a control
remoto. Somos dos pelotudos.
Mal de ojo.
Una de las cosas que mas me sorprendió
fue de la manera en la gente nos miraba en Mumbai (Bombay). Directamente es
como si fueras un extraterrestre violeta de diecisiete brazos con bigotes.
Había uno que me miraba tanto y
tan fuerte que en un momento dije ¨mejor me escondo porque si este pibe me
sigue mirando así me va a hacer un agujero¨; y ni te cuento a las chicas, pasan
por la calle cerca de un flaco y no es que las mira, les hace una tomografía
computada de cuerpo entero en HD y tarda menos de siete segundos.
Algo huele mal.
Otra cosa de Mumbai que me quedo
grabada fueron los olores, a medida que uno se desplaza de la manera que sea
aparecen perfumes diferentes todo el tiempo: perfume a Riachuelo, que ya lo
conocemos todos; perfume a basura, normalcito y uno que nunca había olido en mi
vida que es el perfume a pescado (parecido al olor a lobo marino de Mar del
Plata). Es rarísimo porque donde aparece ese olor no hay pescados cerca ni a
diez kilómetros a la redonda.
Todos esos olores van y vienen
por la cuidad en mayor o menor medida, al principio puede llegar a ser un poco
fuerte pero al final pasan a ser parte de la ciudad como todas las demás cosas.
El que pega primero, pega dos
veces.
Resulta que antes de venir
aproveche y me compre todas las chucherías que encontré para irme de viaje. Me compre una toalla de
microfibra que seca todo en el acto y no ocupa lugar, una mochila con rueditas
que la llevo arrastrando y si necesito cargarla le saco las tiras y me la
pongo, una bolsa de dormir muy finita para dormir en las camas roñosas de los
trenes, cepillo de dientes plegable etc etc.
Todos funcionan de maravilla,
pero hubo uno de estos utencillos que me jugo una mala pasada. Entre las cosas
ya mencionadas compre una cajita que traía shampoo en laminas, eran 50 laminas
que correspondían a 50 lavados de cabeza.
Me baje del avión en Mumbai
detonado y cuando llegue al hotel fui derecho a pegarme la ansiada ducha después
de 14 mil horas de viaje. Agarre la toalla de microfibra que saque de adentro
de mi mochicarro, el cepillo de dientes plegable y todas las pelotudeces que me
había comprado (entre ellas el shampoo); me meto abajo del agua, saco la lamina
de shampo y me la pongo en la cabeza.
No pasaba mucho asique agarre un
par de laminas mas para armar un poco de espuma, seguía igual asique me termine
poniendo como veinte cositos de shampoo encima. ¨Esto es una farsa¨ me dije desilusionado,
apague la ducha y procedí a secarme.
Cunado me termine de secar y ya
estaba vestido me doy cuenta que tenia una bola de pegamento en el medio de la
cabeza que no sabia que era ni de donde había salido. Obviamente era el maldito
shampoo ultra liviano de alta tecnología que había comprado la mas completa casa de camping. Agarre un
peine para ver si me podía sacar un poco de la sustancia viscosa pero casi me
dejo pelado a tirones.
Esa vez creo que estuve cuarenta
minutos hasta que pude solucionar el tema sin quedar calvo.
Ya en Udaipur, un poco mas
adaptado, me propuse darle un segundo round al jabón capilar. Antes de empezar leí
las instrucciones del envase y me di cuenta que antes de aplicar la lamina
sobre el pelo había que disolverla en agua y usar ese liquido como shampoo.
Agarre la lamina, la disolví en
agua como decían las indicaciones y como no hacia espuma le metí como diez mas.
Me eche eso encima y me la ve la cabeza como pude porque la verdad que el
producto era bastante malo.
Me seque, me vestí y cuando
estaba a punto de cantar victoria me encuentro nuevamente con la pelota de
plasticola en la cabeza, pero esta vez estaba bastante mas jugado que la
primera. ¨Esta cosa no me va a ganar a mi¨, era la batalla entre un ser pensante
y evolucionado contra un shampoo de porquería.
Ese mismo día me tuve que rapar.