martes, 31 de enero de 2012

Cap II: Siete enanos


Cuidado animales sueltos.
Ya pasados un día en Bombay que recorrimos un poco volvimos al hotel muertos, nos pegamos una ducha y nos tiramos a dormir un rato porque el calor nos había liquidado...en eso Matanga estaba tirado en la cama y Cami entra al cuarto a decirnos nose que cosa y pega un grito, miramos la pared y había una especie de lagartija blanca que corría de un lado para el otro.
Bue, resumiendo les cuento que prácticamente dimos vuelta las camas (y el puto colchoncin) catorce veces tratando de espantar al bicho roñoso que nos correteaba por el cuarto y los tres escapando cual trillizas de oro para que no nos toque ¨por las dudas¨.
Al final la lagartija desapareció, nose si se metió en alguna zapatilla, mochila o que pero los tres sabíamos que estábamos durmiendo con el enemigo, asique nose los otros dos pero yo tarde un rato en pegar el ojo.

Dime como duermes y te diré quien eres.
Desde que llegamos a la India siempre que nos presentamos en un nuevo hotel pedimos tres cuartos para tres personas. Ningún cuarto tiene tres camas, en general es una cama de dos plazas con dos almohadas y pedimos un colchón aparte para tirar en el piso.
Si el establecimiento cuenta con las tres habitaciones y la disposición mencionada anteriormente se pasa a un segundo nivel en el que se definen, sorteo de por medio, las jerarquías de pernocte: uno puede dormir ¨Like shit¨ lo que significa en el colchón de piedra tirando en el piso como un miserable pero con almohada, ¨Like Princess¨ lo que implica una plaza de la cama pero sin goce de almohada o ¨Like Queen¨ que vendría a ser el all inclusive del momento, con plaza y goce de almohada.
Cada noche que pasa en el mismo establecimiento cada participante asciende una categoría en la jerarquía que le toco en el primer día de sorteo (excepto el que era Queen  que baja a shit). Por lo tanto si uno salió sorteado ¨Like shit¨ la primer noche, duerme la respectiva velada en el piso y la segunda le toca dormir ¨Like Princess¨. Si hubiera una tercera noche, todos rotan de puesto una vez mas según corresponda y ¨Like Princess¨ pasa a dormir ¨Like Queen¨.
Cada vez que se llega a un nuevo hotel se realiza un nuevo sorteo, por lo tanto las jerarquías no son transferibles y uno puede repetir puesto dos noche seguidas en dos hoteles distintos.

Lavate conmigo.
En Mumbai hay algo que no hay que dejar de hacer que son los lavaderos públicos de Dhobi Gha.
Son una especie de piletones de piedra donde todos los hoteles y marcas de ropa mandan sus sabanas y ropas antes de sacarlas a la venta. Es muy impresionante como funcionan las cosas en ese lugar y como cambian el agua de todas las piletas una vez por día.
Uno llega ahí y ve a la gente lavando todo a los golpes contra la piedra, escurriendo y colgando las cosas sin ganchitos. La cantidad de ropa tendida en las sogas te deja bizco, se puede entrar a los lavaderos pegándole a un tipo, con Matanga entramos y la verdad que es algo que vale la pena en serio.
Puede dar un poco de miedo porque entrar al lavadero implica meterse una o dos cuadras en una villa que parece muy turbia para llegar a la entrada del lavadero, ahí es donde esta el tipo que te acompaña. La verdad es que no pasa nada, son todos trabajadores que van, lavan y se van.
Como hay mucha agua hay mucho mosquitos, yo en ese momento todavía no estaba cubierto contra la malaria porque tome la pastilla una semana mas tarde de lo que la tendría que haber tomado, asique es clave llevar algo contra los bichos.

Anda solo.
Mati: Silver boludo mira!!! Ese auto va sin nadie que lo maneje!!!
Yo: Boluuuuuudo!!! No puedo creeeeer!! Solo va el acompañante y nadie maneja man!!
Mati: No entiendo, es increíble...será a control remoto nose.
Yo: Y...no creo seria imposible, estamos en India. Aparte es rarísimo que va el acompañante y nadie maneja o no?
Mati: Que loco no?
Yo: Maaaaal

Conclusión: en India los volantes de los autos están al revés que en nuestro país y no existen autos a control remoto. Somos dos pelotudos.

Mal de ojo.
Una de las cosas que mas me sorprendió fue de la manera en la gente nos miraba en Mumbai (Bombay). Directamente es como si fueras un extraterrestre violeta de diecisiete brazos con bigotes.
Había uno que me miraba tanto y tan fuerte que en un momento dije ¨mejor me escondo porque si este pibe me sigue mirando así me va a hacer un agujero¨; y ni te cuento a las chicas, pasan por la calle cerca de un flaco y no es que las mira, les hace una tomografía computada de cuerpo entero en HD y tarda menos de siete segundos.

Algo huele mal.
Otra cosa de Mumbai que me quedo grabada fueron los olores, a medida que uno se desplaza de la manera que sea aparecen perfumes diferentes todo el tiempo: perfume a Riachuelo, que ya lo conocemos todos; perfume a basura, normalcito y uno que nunca había olido en mi vida que es el perfume a pescado (parecido al olor a lobo marino de Mar del Plata). Es rarísimo porque donde aparece ese olor no hay pescados cerca ni a diez kilómetros a la redonda.
Todos esos olores van y vienen por la cuidad en mayor o menor medida, al principio puede llegar a ser un poco fuerte pero al final pasan a ser parte de la ciudad como todas las demás cosas.

El que pega primero, pega dos veces.
Resulta que antes de venir aproveche y me compre todas las chucherías que encontré para  irme de viaje. Me compre una toalla de microfibra que seca todo en el acto y no ocupa lugar, una mochila con rueditas que la llevo arrastrando y si necesito cargarla le saco las tiras y me la pongo, una bolsa de dormir muy finita para dormir en las camas roñosas de los trenes, cepillo de dientes plegable etc etc.
Todos funcionan de maravilla, pero hubo uno de estos utencillos que me jugo una mala pasada. Entre las cosas ya mencionadas compre una cajita que traía shampoo en laminas, eran 50 laminas que correspondían a 50 lavados de cabeza.
Me baje del avión en Mumbai detonado y cuando llegue al hotel fui derecho a pegarme la ansiada ducha después de 14 mil horas de viaje. Agarre la toalla de microfibra que saque de adentro de mi mochicarro, el cepillo de dientes plegable y todas las pelotudeces que me había comprado (entre ellas el shampoo); me meto abajo del agua, saco la lamina de shampo y me la pongo en la cabeza.
No pasaba mucho asique agarre un par de laminas mas para armar un poco de espuma, seguía igual asique me termine poniendo como veinte cositos de shampoo encima. ¨Esto es una farsa¨ me dije desilusionado, apague la ducha y procedí a secarme.
Cunado me termine de secar y ya estaba vestido me doy cuenta que tenia una bola de pegamento en el medio de la cabeza que no sabia que era ni de donde había salido. Obviamente era el maldito shampoo ultra liviano de alta tecnología que había comprado  la mas completa casa de camping. Agarre un peine para ver si me podía sacar un poco de la sustancia viscosa pero casi me dejo pelado a tirones.
Esa vez creo que estuve cuarenta minutos hasta que pude solucionar el tema sin quedar calvo.
Ya en Udaipur, un poco mas adaptado, me propuse darle un segundo round al jabón capilar. Antes de empezar leí las instrucciones del envase y me di cuenta que antes de aplicar la lamina sobre el pelo había que disolverla en agua y usar ese liquido como shampoo.
Agarre la lamina, la disolví en agua como decían las indicaciones y como no hacia espuma le metí como diez mas. Me eche eso encima y me la ve la cabeza como pude porque la verdad que el producto era bastante malo.
Me seque, me vestí y cuando estaba a punto de cantar victoria me encuentro nuevamente con la pelota de plasticola en la cabeza, pero esta vez estaba bastante mas jugado que la primera. ¨Esta cosa no me va a ganar a mi¨, era la batalla entre un ser pensante y evolucionado contra un shampoo de porquería.
Ese mismo día me tuve que rapar.




Lavaderos de Dhobi Ghat.
Lavaderos de Dhobi Ghat.

Cap. I: Dicho y hecho.


Finalmente llego el bendito día en que tenia que agarrar mis motetes y salir para la India. Salude a mi papa en Ezeiza y salí de aventura por el mundo.
¨Pero que chico afortunado¨ se imaginaran todos...las pelotas del Rey Mono, me clave 10 horas de avión que no se si es que iba con las ventanas abiertas o que pasaba, porque me pegue mansa cagada de frio.
De ahí llegue a Johannesburgo donde hacia mi primer escala detonado, creo que me dolían partes del cuerpo que ni sabia que existían. Espere como 3 o 4 horitas y me dispuse a subir al segundo vuelo de otras 10 horas mas maso menos...hice la fila, subo al avión y me siento.
Claramente el pibe que hace los aviones vive en un barril tipo el Chavo del 8 o algo por el estilo, porque es imposible que una persona normal entre en esos asientitos tamaño playmovil...dado que yo estaba en estado calamitoso, lo primero que hice fue echar un vistazo general y fiche una fila de 3 asientos libre cerca mío.
Apenas cerraron las puertas me levante como resorte para usufructuar el espacio libre, obvio que había otro tipo que pensó la misma que yo asique nos encontramos frente a frente cual caballeros de la edad media en el pasillo...mirada firme de Abdul (como para ponerle un nombre al Indio iluso que pretendía sacarme los asientos) y le digo ¨flaco empeza ya a hacer un curso avanzado de karate en YouTube porque yo de acá no me muevo¨. Abdul me miraba desconcertado sin entender que sucedía, entonces como para ser mas claro y preciso le tire algo mas universal y mande un ¨GRRRRRRRRRR¨; anda a saber que habrá pensado el pobre Abdul pero en menos de 2 segundos se volvió a su asiento.
Asique nada, me tire en los tres asientos y me relaje...el vuelo no salía, no salía, no salía y en eso el simpático del piloto tira la data por altoparlante ¨aquí el comandante bla bla bla...estamos atrasados porque el avión tiene problemas mecánicos, pero yo estoy muy contento de viajar en este avión, asique si yo estoy contento es porque no va a pasar nada¨.
Ni idea si volar en un avión destartalado te hace feliz flaco, pero que yo encima de que estaba exhaustamente invalido, tuviera que armar un plan de escape en caso de catástrofe era una PAJA; asique mande todo a la goma, me prepare para morir y me quede dormido antes de que el avión despegara.
En eso me despierto, miro a un lado y había un indio gordo, miro al otro y estaba Abdul hecho una pelota de carne todo apretado en un asientito que me seguía mirando con cara de culo y me dije ¨Silver claramente no estas en el Edén asique este avión anda de pelos¨.
Escuche un poco música tranqui y en eso me agarro un hambre tremenda, claro empece a calcular con los cambios de horario: de donde salí había comido hacían como 32 horas y faltan 6 para la próxima comida; de la escala salí hace 7 y faltaban como 4 para comer de nuevo y adonde voy llego anda a saber cuando y ni tengo idea si hay comida, osea estaba en el horno. Estaba regalado asique dije ¨si no te moris en catástrofe aérea te toca desnutrirte pibe¨.
Después de 22 horas, cagarme de frio, hambre, gruñirle a un indio, superar problemas mecánicos y 16 mil kilómetros vi por primera vez una luz por la ventana del avión finalmente tuve la sensación de que había llegado a India.
El 15 de abril del 2011 llegamos a la India: Pachu, Mica, Nadia, Greta, Cami, Cata, Matanaga, Nico y yo (o lo que quedaba de nosotros porque se hizo largo). bajamos del avión y nos subimos a los taxis del aeropuerto que nos llevaban al hotel.
Si yo tuviera que elegir nadar con tiburones vestido en un traje de salame o volver a subirme al taxi me llevo al hotel, claramente me quedo con el tiburcio. Yo no les puedo explicar lo que fue es viaje...el indiecito iba a lo mangos por unas calles hechas pelota en un taxi que te juro por dios de pedo tenia ruedas. Una locura, encima van tocando bocina, la gente cruza el pibe no para, en eso llegamos a un cruce tipo de dos autopistas y teníamos semáforo colorado yo pensé ¨frenamos y esperamos nuestro turno como en el resto del mundo¨...no había terminado de pensarlo que ya habíamos pasado el semáforo, llegado al hotel y bajado las valijas.
Nos cobraron 50 dólares por noche el cuarto para tres, yo me imagine que íbamos a tener una mega suite con mucama, heladera, jacuzzi etc  etc. No señores, una pocilga con 2 catres cochinos y un agujero en el piso para cagar (se ve que no saben contar porque el cuarto NO era para tres).
Nos trajeron un colchón para tirar en el piso (una vez que el colchón estaba en el piso no había mas lugar para caminar) y bueno, como claramente yo el mas cansado de los tres (yo dormía con Nico y Mati) me tire en una cama y dije ¨mañana yo duermo en el colchoncito¨...si claro pibe, hicimos sorteo y perdí yo; osea que muerto en vida me tuve que tirar al piso ¨like shit¨ a dormir en el colchoncin que era peor que una cama de clavos, me quería suicidar con un alicate. Masomenos así fue nuestra llegara a India.

Fotos: http://www.flickr.com/photos/silvestresere/sets/72157628432614177/

Primer foto del viaje.




Intro.


¨Me voy¨, literalmente no hace falta más que decirlo y hacerlo.
No me fui por ningún motivo en especial, no estaba buscando ni escapándome de nada; mi sensación era de vacío, quería saber que había más allá y, por sobre todo, necesitaba salir a buscar lo que el mundo tenía para mostrarme.
Cuando le dije a mi médico a dónde planeaba irme lo único que hizo fue mirarme fijo y decir: ¨voy a catalogar tu viaje como de alto riesgo¨. Me dió una receta con nueve vacunas para que me diera y una completa explicación de qué tipo de procedimientos debía realizar en caso de diversas enfermedades, mordeduras de insectos o infecciones.
Así empezó el viaje que me llevo 341 días por el mundo, envolviendo cuatro meses de duro trabajo en USA y otros siete entre India, Nepal, China, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Tailandia, Indonesia y Hong Kong.
El 13 de abril llegue a Mumbai (India) con mis compañeros de viaje, realmente no teníamos la mas mínima idea de donde estábamos parados en el mapa ni tampoco a donde íbamos a ir después de eso. No había plan, no conocía las ciudades de aquel país y nadie me había recomendado que hacer cuando llegara.
Todo fue muy raro pero salió, recorrí India al máximo de mis cinco sentidos y no creo que en mi vida pueda describir las cosas que me pasaron por delante; la furia de los colores en la ropa de las mujeres, el olor de los mercados, el calor del desierto o el frio del Indo – Tíbet.;  un lugar en que todo, absolutamente todo, está potenciado al extremo.
Tras India, llegó Nepal: un claro ejemplo de la ¨supervivencia del mas fuerte¨ que se refleja en los ojos de su gente. El castigo no sólo es físico, sino mental; es tratar de convencer al cuerpo que todavía se puede un poco más, aunque uno se asfixie caminando a 5550 metros de altura para llegar al campamento base del Mt. Everest; también tratar de convencer a la mente de que ¨todo va a estar bien¨ mientras uno se escapa de un rinoceronte por la selva trepándose a un árbol; o cuando se cruza un rio con cocodrilos.
China, un país en que la ¨comida china¨ es solamente comida y en que nadie habla otro idioma. ¿De qué valen tus IB, FCE, o el más lujoso de tus Cambridge exams en China? De nada. Ahora no hace falta saber el idioma para entender lo que fue la magnitud de semejante imperio, el top 3 de los trekings mas peligrosos del mundo en el Mt Hua Yan, sus guerreros de terracota, la muralla que llega hasta donde ven los ojos, o la potencia mundial que son hoy en día.
Treinta y siete horas de tren después llegamos a Vietnam, en donde las esquirlas de la guerra todavía se ven por todos lados; fue ahí donde por primera vez en mi vida sentí vergüenza de ser humano. ¿Qué tipo de circunstancias pueden llegar a justificar que el hombre sea tan bruto contra sí mismo?
Luego Camboya, donde la selva se come los templos que el hombre supo ponerle encima hace cientos de años; capaz uno de los lugares que mas me gustó por su gente, la sensación de aventura constante, los mercados, la comida y por la viveza de los niños que se acercan remando dentro de una palangana para amenazarte con una víbora en la mano al grito de ¨one dollar!¨.
De ahí nos fuimos a Malasia donde la gran atracción del país son las ¨Torres Petronas¨ , dos edificios de fama mundial  que realmente son imponentes; el dato clave es que el arquitecto que las hizo es argentino.
Post-viaje más áspero de mi vida en barco, llegamos a Tailandia. Decir que es un paraíso no es ninguna novedad, lo justifican sus playas de arena blanca y mar turquesa, y su buceo con tortugas marinas. Realmente pensé que no iba a haber nada en aquel país que me fuera a sacar el sueño hasta que llegue al ¨Festival Vegetariano¨ de Phuket.
Los conceptos de ¨petardo¨, ¨loco¨ y ¨extremo¨ que tenia hasta ese día, los cuales consideraba relativamente altos comparados con la media, se redujeron a añicos después de ver como se manejan los tailandeses durante los cinco días que dura el festejo.
Indonesia fue nuestro último lugar fijo, donde me dedique a reflexionar por todo lo que había pasado los anteriores once meses y cinco días; pensaba cuántas veces me había dicho a mi mismo ¨Silvestre, ¿qué carajo estas haciendo?¨ o ¨¿Silver, ¿dónde goma estas?¨. No se cuantas veces me lo habré repetido, ni cuantas de esas veces me lo pregunté con miedo, pero creo que de eso se trata viajar.
Hong Kong fue rápido, tres días en la cuidad del futuro donde me di cuenta que no estoy hecho para la cuidad futuro. Avión a casa.
Mas allá de que no volví místico ni vegetariano, ahora escribo desde otro lado, veo las cosas de otra manera y por mas que no las haya adoptado no sólo se que hay otras opciones, sino que las entiendo y las respeto.
Aprendí muchísimo a valorar los pequeños placeres de la vida: los cubiertos, vasos, el agua, las sabanas limpias y los colectivos con asientos. Fue mucho tiempo en que no vivía en un lugar fijo; ya no tenia nada, la comodidad de mi hogar se había transformado en una mochila apestosa con cuatro remeras, un par de medias, un short y una campera.
Así fue mi viaje,  dejo de estar ¨apagado o fuera del área de cobertura¨ y vuelvo a mi familia; no quiero dejar de agradecer haber vuelto sano, a mis amigos del viaje porque sin ellos todo hubiera sido muy distinto, a mis padres y a todos los que me dijeron ¨feliz cumpleaños¨ en Facebook cuando estaba en China.

Muchas gracias.

Silver.