sábado, 4 de febrero de 2012

Cap. IV: Promesa India.


Salimos de Udapiur rumbo a Jodhdpur nuevamnete en colectivo, pero esta  vez le compramos los pasajes a un honesto hombre que nos aseguro que, por mas que el bus no tuviera aire acondicionado y que la ruta de una mano estuviera medio ondulada, el viaje iba a tardar cinco horas porque no iban a haber mas que dos paradas para ir al baño.
Nos subimos al coche ¨super deluxe¨ que no era nada mas que una catramina con ruedas y salimos a paso rápido de la cuidad para internarnos en el desierto. Al principio el aire corría, pero al paso de las horas empezó a hacer calor pesado, y tal fue la cosa que en un momento cerramos las ventanas porque el aire que entraba de afuera estaba por lo menos seis grados mas caliente que en el infierno; asique nada...chivamos como salamín en guantera.
A eso hay que sumarle que el conductor del colectivo tenia una ¨bocina musical¨ (claramente afónica o desafinada) que se que era nueva porque no paro de tocarla en todo el viaje; que en vez de ser de cinco horitas como decía la promesa india del vendedor fue de ocho, porque en lugar de frenar dos veces para ir al baño frenamos en cada parada de la republica India a levantar gente que salía a la ruta de adentro de sus casitas ubicadas en la banquina.
Lo que si era cierto era que la ruta estaba ondulada, prácticamente era como si el colectivo tuviera ruedas cuadradas, creo que hasta por lo menos tres horas después de bajarme del bondi todavía me temblaban las pupilas; y lo que fue genial era que la ¨ruta de una mano¨ era literalmente de una sola mano, es decir no había una mano para ir y una para volver, una sola mano para todos. Asique cada vez que veníamos por la ruta y aparecía alguien de frente los respectivos conductores hacían una especia de guerra de ¨bocina musical¨ hasta que alguno de los dos se movía para el costado, más adrenalina que hacer bunji jumpping.
Pasaban los minutos poco a poco y en un momento, mientras yo trataba de sobrevivir el calor moviéndome lo menos posible, escucho que alguien venia a paso fuerte por el pasillo del bondi, me doy vuelta pensando ¨quien será el enérgico que esta con ganas de marchar a esta hora¨ y veo que venia Cami con carita de pocas pulgas, lo encara al chofer y le dice ¨bathroom stop!¨ a lo que el conductor le contesta ¨ok, ok, two minutes¨.
Parece ser que el tipo le había dicho hacía como dos horas que faltaban cinco minutos para el baño, asique ahí nomás a Camión le salto la chapita y le pego una cagada  a pedos al tipo de tal manera que en menos de lo que canta un gallo estábamos todos regocijándonos en un baño lleno de chanchos al costado de la ruta.
De esa manera pasamos las horas y en eso el chofer frena porque había una especie de piquete en la ruta; me asomo por la ventana y veo que los que estaban cortando la ruta eran un par de monos rancios de la zona; ¨que simpáticos¨ me dije y me dispuse a observar con tranquilidad mientras el conductor les daba una concierto de bocina musical para que abrieran paso.
Se ve que a algún otro inútil le pareció lo mismo que a mi y no tuvo mejor idea que tirarles una galletita por la ventana. En menos de tres segundos el par de monos rancios se transformaron en 15 monos ninjas y teníamos a la manada de macacos rebeldes tratando de meterse por las ventanas del colectivo para despojarnos de todos nuestros comestibles; el chofer que se ve que esta entrenado para la situación de ¨asalto primate¨ se levantó, le revoleó tres bifes al mono jefe, puso primera y salimos a los piques con el bondi mientras los monos nos corrían a las puteadas.
La verdad que el viaje se hizo muy largo pero finalmente a llegamos a Jodhpur o Blue City.
Conseguimos un hotel muy muy barato con terraza y restaurante; tan tan barato que los colchones eran literalmente mas incomodos que dormir en el piso, de hecho Matanga prefirió dormir en el piso, y al mozo del restaurante le pedias una soda de limón y fuera de joda te traía un panqueque. Pobre a Salim (que era el mozo) el cerebro le funcionaba a vapor; se te quedaba hablando en indio catorce minutos sin parar cada vez que te veía como si entendiéramos algo. Nose si pensaba que cada vez que salíamos a la calle hacíamos un curso avanzado de Hindi o que, porque no había caso que el tipo entendiera que el concepto de ¨comunicación¨ no se estaba llevando a cabo.
Tan tan barato era aquel hotel que nos quedamos durmiendo en la colchopiedra y comiendo panqueques en seco con Salim un par de noches. (Según Greta las tostadas y el colchón estaban hechos del mismo material).
El segundo día fuimos al mercado de la cuidad que es justo donde esta la torre con el reloj, es impresionante esta lleno de cosas: especias, te, ropa, verduras y frutas por todos lados. Yo estaba en mi salsa asique me aleje de los consejos bromatológicos que me dio el Doc. y me comí todo lo que me dieron de probar en la calle, tome te hecho con agua de procedencia dudosa y me olí todas las especias que había. En menos de cinco minutos había olfateado tantas cosas raras que ya veía a las personas de colores, princesas de Disney caminando por la calle, un par de unicornios...y casi me compro una cabrita para llevarme de viaje tipo mascota.
De repente estábamos con Matanga viendo una pila de semillas de no se qué cosa y de adentro salió un simpático ratoncito...¨ok Silvestre te morís en cualquier momento¨ (otra vez), encima ya me había comido todas la chucherías de la feria asique no había vuelta atrás.
Desde ese momento en adelante cada vez que pestañaba me venia a la mente la imagen de Silver atornillado al inodoro con cagadera durante el próximo mes y medio…pero no. Pasaron los días, que la verdad fueron muy buenos días, y mi colon se mantuvo firme como un soldado, lo que si me tenía medio preocupado era un diente que cada tanto me dolía un poco.
Terminanos Jodhpur muy contentos y de ahí nos ibamos a Jalsaimer...en colectivo. 

Street Cricket.

Vecina.



No hay comentarios:

Publicar un comentario