Al revés que en Pushkar, nos
habían dicho que Agra no valía la pena más que para ver el Taj Mahal e irse lo
antes posible de la cuidad, de hecho que si era posible nos fuéramos el mismo
día en que llegábamos al lugar.
A mi Agra me encantó y quedo
clarísimo que no hay que escuchar a nadie cuando uno viaja porque a todos nos
gustan cosas distintas. A diferencia de los lugares anteriores se notaba que
estábamos fuera del desierto, la cuidad era verde, llena de arboles y flores
por todos lados, pero no había que dejarse engañar porque de todas maneras
hacía bastante calor.
Recuperamos nuestra fama perdida
en Pushkar, nos pidieron fotos, autógrafos, facebooks, trecientas mil
preguntas, nos pasaron bebes para que posemos con el paisaje etc etc. También
pudimos regatear y todos nos miraban de nuevo como si fuéramos una sensación.
Las calles de noche eran muy
entretenidas y se podía comer en cualquiera de los puestitos que hubieran cerca
de donde estabamos durmiendo. Nosotros conseguimos un hotel a menos de una
cuadra de la entrada a los jardines del Taj Mahal que tenía terraza y la verdad
que la vista era muy muy buena.
Lo que nos desayunamos ya
instalados en el hotel es que en las calles había un conflicto mafioso que es
bastante jodido, todos conocemos las historias de Vito Corleone y sus secuaces
pero acá la cosa esta pesada y en serio. Agra tiene la peor mafia primate del
mundo y los monos están en todos lados, dominan los techos de la cuidad y yo
estaba convencido que además tenían superpoderes.
Una tarde estábamos con Greta en
la terraza de nuestro complejo habitacional descansando de un día caluroso
cuando una manda de monos apareció como por arte de magia. Dentro de todo
estaban bastante lejos asique nos pareció divertido y todo; se acercaron de a
poco y en cinco minutos nos tenían rodeados, había un mono vigía en cada punto
clave de nuestra cercanía que les avisaba a los demás cada uno de nuestros
movimientos.
Estaban en todos lados y jugaban
con nuestra psicología. Podíamos ver primates grandes que nos miraban
intimidantes tratando de descifrar donde estaban nuestras debilidades; monos
chiquitos que nos miraban con carita de pobrecitos buscando nuestra compasión
para luego clavarnos un puñal por la espalda; otros que se hacían los boludos
sacándose los piojos pero que se acercaban cada vez mas. Obviamente no iba a
dejar que un mono me quebrara emocionalmente asique me mostraba con actitud
maradoniana, pero en realidad estaba cagado en las patas.
Estábamos en clara desventaja
porque ellos eran más en numero, jugaban de locales y encima hacían cosas que
la ciencia jamás podría explicar. Si había un macaco en el edificio de enfrente
y uno se daba la vuelta 180 grados podía ver al mismo mono en el edificio de
atrás, claramente estos tipos se estaban teletransportando en nuestras caras.
Yo pensé que no había nada mas
que hacer hasta que de repente vi una gomera y cinco piedritas en un ricón de
la terraza, la agarre cargue munición y me asome despacito listo para irme a
los tiros con la monada. Apenas me vieron con la gomera en la mano salieron
todos rajando y se quedaron expectantes mas allá de los limites que yo podría
alcanzar con el artefacto elástico.
Como todo ser con superpoderes
ellos tenían una debilidad; parecían invencibles pero fue muy simple
ahuyentarlos cuando nos dimos cuenta que la gomera significaba para los monos
lo que la criptonita significa para Superman.
De ahí en mas, cada vez que
íbamos a la terraza con comida o refrescos teníamos a cuatro custodios del
hotel que venían con nosotros portando palos y gomeras en caso de que hubieran
disturbios. Festejamos el cumpleaños de Mica con torta y todo y nos fuimos a
dormir.
Pasamos una sola noche en Agra, estaba para quedarse
más pero pifiamos confiando en los consejos de otras personas y sacamos pasajes
de salida antes de ver de que se trataba la cuidad. De todas maneras aquella
noche no la olvidaremos, no porque hayamos conocido el amor o los lujos, sino
porque hacia tanto calor que nadie pudo dormir; tanto calor que mojábamos las
sabanas y las poníamos devuelta en la cama mojadas porque la cosa era
insoportable.
Mas allá del calor, que es
inevitable, al parecer al mismo tiempo en que nosotros hacíamos nuestra pasada
por la pocilga en la que dormíamos se estaba desarrollando algún tipo de
convención / congreso / campeonato mundial / de pulgas justo en el mismo cuarto
que el nuestro. Yo nose si es que cuando no tienen huéspedes estos tipos dejan
las puertas de los cuartos abiertas para que duerman los monos o qué, pero la
fajada que nos pegaron las pulgas esa noche no tiene sentido.
Al día siguiente salimos para
Varanasi pero con escala previa en Lucknow porque no habían pasajes directos;
nos subimos al tren que salía como a las cinco y media de la mañana, una buena
hora para viajar porque el tren no tiene aire acondicionado y entonces se
aprovecha el fresco de la mañana. Creo que después de lo que vi desde ese tren
prefiero viajar en un barril lleno de las pulgas del hotel.
Además de estar fresco a esa
hora, aprendimos a fuerza de vista que a las cinco y media de la mañana no sé
porque todos van a cagar a las vías del tren. Todos me refiero a mujeres,
hombres, niños, gente de la tercera edad y perros inclusive.
Yo iluso mientras miraba por la
ventana del tren, que al principio iba rápido, veía gente por todos lados en
cuclillas al costado de las vías y me preguntaba intrigado ¨que raro esta gente
así agachaditos, ¿estarán buscando algo?¨. Claro esta que en India corre el
sistema denominado ¨evacue y orine donde usted pueda¨ y no fue hasta que el
tren empezó a andar muy despacio por la zona de la cuidad que me di cuenta lo
que pasaba.
No es que quisiera mirar, pero
debo haber visto doscientos culos esa mañana. Era imposible porque cada vez que
mirabas un segundo por la ventana había siete pibes posados en pleno proceso
con su potecito de agua para limpiarse a menos de tres metros de la ventana del
tren.
Lo peor era que de repente el
tren frenaba en alguna estación chica que solo tomaba algunos vagones y todos
los demás quedábamos en medio de la vía enfrentados mano a mano con la gente
deponiendo en nuestras caras. Encima nos miraban tranquilos como si nada...así
con toda su inocencia al aire. Fue terrible.
Afortunadamente después de como
una hora el tren tomo ritmo y abandonamos Agra para llegar a Lucknow donde con
Cami y Greta casi matamos al pibe que nos llevaba en el carrito - bici a la
estación de colectivos. Estábamos tan pesados que el pibe se bajaba del bici -
carro y lo empujaba a mano porque pedaleando no había caso.
Llegamos a la estación y les
juro que es más fácil explicarle a un mono como tejer un sweter que conseguir
un pasaje a cualquier lado en India. La gente claramente no es tonta, pero
hacen todo el esfuerzo posible por serlo y cagarte un par de rupias. Debemos
haber estado tres horas y media tratando de conseguir un par de boletos,
primero decían que no entendían inglés; sacamos unos mangos y de repente todos
hablaban un inglés de Cabridge impresionante. Después decían que no existían
colectivos que fueran de Lucknow a Varanasi, después decían que si existían
pero que no había lugar en ninguno. Finalmente habían colectivos cada una hora
y sobraba lugar en todos.
Antes de sacar pasajes tuvimos
que decidir entre dos opciones: salir a Varanasi en un colectivo con aire
acondicionado, sin paradas y asientos reclinables o en el lechero sin aire, que
frena en todos lados y con asientos de madera que no se reclinan. La diferencia
entre uno y otro era de $17 argentinos asique no fue una decisión difícil,
sobretodo después del viaje en tren que había sido muy áspero. Hicimos votación
y el resultado fue unánime, nos fuimos en el lechero.
Taj Mahal
Finalmente conseguimos un hotel
en Agra con terraza, la cual supuestamente tenia muy buena vista, que estaba a
menos de una cuadra de una de las entradas al Taj Mahal. Dejamos todo en los
cuartos y subimos a la terraza a comer algo porque estábamos famélicos del
viaje.
La subida a la terraza era por
una escalera angosta que la verdad no prometía mucho, llegabas arriba y la
vista era de la cuidad y nada mas, pero cuando uno se daba vuelta, quedaba
mirando directamente al Taj Mahal sin obstrucciones visuales de por medio.
Para ser sincero cuando me di
vuelta y vi el Taj Mahal me quede helado,
es muy impresionante, rodeado de arboles muy verdes llenos de flores
naranjas. No se porqué pero es imposible dejar de mirarlo, el tamaño es
descomunal y parece como si lo hubieran construido a escala para una persona de
seis metros de alto.
Nunca pensé que me iba a
sorprender así, generalmente los atractivos tan turísticos de este estilo me
importan un glúteo, también antes de venir acá había visto monumentos famosos
en otros lados y desde que llegamos a la India vi fuertes y palacios increíbles,
pero esto fue algo que me impactó muchísimo.
Mas allá de la primera vista
desde el hotel, esa mañana vimos el Taj Mahal desde el otro lado del rio y a la
tarde entramos al complejo. Se puede entrar por cualquiera de las tres entradas
oficiales y la vista que hay cuando uno ingresa a los jardines es de las cosas
mas espectaculares que vi en mi vida.
Creo que nunca antes había visto
algo tan imponente, lo miraba y juro que no estaba seguro de que lo que estaba
viendo fuese real. Es imposible lograr la perfección, pero el Taj Mahal es
perfecto por donde se lo mire.
No pregunte si a los demás les
había pasado lo mismo que a mi, pero yo no podía creer lo que estaba viendo. No
se bien porque pero fue algo que me dejo muy impresionado; la verdad que todavía
no encontré como explicar la sensación que tuve ese día.
Además de lo simétrico y
monumental de todo, la historia que baña el lugar es algo que me pareció muy
interesante. Yo no tenia idea pero el Taj Mahal no es un palacio, ni un
castillo, ni nada construido para mostrar o presumir el poder de algún Rey frente a los otros como sucede en todo India.
El complejo esta organizado en
varios jardines simbolizando lo que para el Rey hubiese sido el paraíso al que
una persona accede después de morir. Uno entra por esos jardines y el recorrido
lleva a la estructura hecha puramente en mármol blanco tallado a mano que fue
construida por el Majaraha para alojar a su segunda mujer después de que ella muriera
dando a luz, lo que en otras palabras significa que el Taj Mahal es una tumba.
Es impresionante lo que debe
haber sido la desesperación del Rey y la impotencia de no poder hacer nada
frente a la muerte de su mujer que hizo un pedazo de paraíso en la tierra para
su cuerpo. Construyó una de las cosas mas impresionantes que vi en mi vida
sabiendo que su mujer no lo iba a ver jamás, pero que sin embargo valía la pena
hacerlo por lo que ella significaba para él. Todo lo lindo que tiene lo que uno
ve cuando entra a los jardines fue hecho cuando ya no quedaba nada mas por
hacer, es un regalo al recuerdo y a la memoria,
la tristeza vestida de gala o el último esfuerzo de un hombre que
construye un paraíso para alguien que ya estaba en el paraíso.
Se dice que el mismo día que la
mujer del Maharaja murió el pelo del Rey se puso gris, luego fue destituido por
su hijo que lo dejo prisionero en una celda con una sola ventana que miraba
directamente al Taj Mahal y una vez que murió fue enterrado al lado de su mujer
en la misma tumba que ella.
Toda la simetría, símbolo de perfección
para los musulmanes, fue estrictamente planeada por el Maharaja durante la construcción
y la idea original era que ambos cuerpos fueran simétricamente puestos uno al lado
del otro para mantener la armonía del lugar. Desafortunadamente el mismo hijo
que lo dejo prisionero, con el que seguro no se llevaba bien, no cumplió el
último deseo de su padre y ubicó su cuerpo asimétricamente dentro del mausoleo
rompiendo con toda la perfección que se pretendía.
De aquel lugar y salimos a
Varanasi, ciudad sagrada de India.
Taj Mahal. |
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