lunes, 13 de febrero de 2012

Cap. IX: Agrarrate Catalina.


Al revés que en Pushkar, nos habían dicho que Agra no valía la pena más que para ver el Taj Mahal e irse lo antes posible de la cuidad, de hecho que si era posible nos fuéramos el mismo día en que llegábamos al lugar.
A mi Agra me encantó y quedo clarísimo que no hay que escuchar a nadie cuando uno viaja porque a todos nos gustan cosas distintas. A diferencia de los lugares anteriores se notaba que estábamos fuera del desierto, la cuidad era verde, llena de arboles y flores por todos lados, pero no había que dejarse engañar porque de todas maneras hacía bastante calor.
Recuperamos nuestra fama perdida en Pushkar, nos pidieron fotos, autógrafos, facebooks, trecientas mil preguntas, nos pasaron bebes para que posemos con el paisaje etc etc. También pudimos regatear y todos nos miraban de nuevo como si fuéramos una sensación.
Las calles de noche eran muy entretenidas y se podía comer en cualquiera de los puestitos que hubieran cerca de donde estabamos durmiendo. Nosotros conseguimos un hotel a menos de una cuadra de la entrada a los jardines del Taj Mahal que tenía terraza y la verdad que la vista era muy muy buena.
Lo que nos desayunamos ya instalados en el hotel es que en las calles había un conflicto mafioso que es bastante jodido, todos conocemos las historias de Vito Corleone y sus secuaces pero acá la cosa esta pesada y en serio. Agra tiene la peor mafia primate del mundo y los monos están en todos lados, dominan los techos de la cuidad y yo estaba convencido que además tenían superpoderes.
Una tarde estábamos con Greta en la terraza de nuestro complejo habitacional descansando de un día caluroso cuando una manda de monos apareció como por arte de magia. Dentro de todo estaban bastante lejos asique nos pareció divertido y todo; se acercaron de a poco y en cinco minutos nos tenían rodeados, había un mono vigía en cada punto clave de nuestra cercanía que les avisaba a los demás cada uno de nuestros movimientos.
Estaban en todos lados y jugaban con nuestra psicología. Podíamos ver primates grandes que nos miraban intimidantes tratando de descifrar donde estaban nuestras debilidades; monos chiquitos que nos miraban con carita de pobrecitos buscando nuestra compasión para luego clavarnos un puñal por la espalda; otros que se hacían los boludos sacándose los piojos pero que se acercaban cada vez mas. Obviamente no iba a dejar que un mono me quebrara emocionalmente asique me mostraba con actitud maradoniana, pero en realidad estaba cagado en las patas.
Estábamos en clara desventaja porque ellos eran más en numero, jugaban de locales y encima hacían cosas que la ciencia jamás podría explicar. Si había un macaco en el edificio de enfrente y uno se daba la vuelta 180 grados podía ver al mismo mono en el edificio de atrás, claramente estos tipos se estaban teletransportando en nuestras caras.
Yo pensé que no había nada mas que hacer hasta que de repente vi una gomera y cinco piedritas en un ricón de la terraza, la agarre cargue munición y me asome despacito listo para irme a los tiros con la monada. Apenas me vieron con la gomera en la mano salieron todos rajando y se quedaron expectantes mas allá de los limites que yo podría alcanzar con el artefacto elástico.
Como todo ser con superpoderes ellos tenían una debilidad; parecían invencibles pero fue muy simple ahuyentarlos cuando nos dimos cuenta que la gomera significaba para los monos lo que la criptonita significa para Superman.
De ahí en mas, cada vez que íbamos a la terraza con comida o refrescos teníamos a cuatro custodios del hotel que venían con nosotros portando palos y gomeras en caso de que hubieran disturbios. Festejamos el cumpleaños de Mica con torta y todo y nos fuimos a dormir.
Pasamos  una sola noche en Agra, estaba para quedarse más pero pifiamos confiando en los consejos de otras personas y sacamos pasajes de salida antes de ver de que se trataba la cuidad. De todas maneras aquella noche no la olvidaremos, no porque hayamos conocido el amor o los lujos, sino porque hacia tanto calor que nadie pudo dormir; tanto calor que mojábamos las sabanas y las poníamos devuelta en la cama mojadas porque la cosa era insoportable.
Mas allá del calor, que es inevitable, al parecer al mismo tiempo en que nosotros hacíamos nuestra pasada por la pocilga en la que dormíamos se estaba desarrollando algún tipo de convención / congreso / campeonato mundial / de pulgas justo en el mismo cuarto que el nuestro. Yo nose si es que cuando no tienen huéspedes estos tipos dejan las puertas de los cuartos abiertas para que duerman los monos o qué, pero la fajada que nos pegaron las pulgas esa noche no tiene sentido.
Al día siguiente salimos para Varanasi pero con escala previa en Lucknow porque no habían pasajes directos; nos subimos al tren que salía como a las cinco y media de la mañana, una buena hora para viajar porque el tren no tiene aire acondicionado y entonces se aprovecha el fresco de la mañana. Creo que después de lo que vi desde ese tren prefiero viajar en un barril lleno de las pulgas del hotel.
Además de estar fresco a esa hora, aprendimos a fuerza de vista que a las cinco y media de la mañana no sé porque todos van a cagar a las vías del tren. Todos me refiero a mujeres, hombres, niños, gente de la tercera edad y perros inclusive.
Yo iluso mientras miraba por la ventana del tren, que al principio iba rápido, veía gente por todos lados en cuclillas al costado de las vías y me preguntaba intrigado ¨que raro esta gente así agachaditos, ¿estarán buscando algo?¨. Claro esta que en India corre el sistema denominado ¨evacue y orine donde usted pueda¨ y no fue hasta que el tren empezó a andar muy despacio por la zona de la cuidad que me di cuenta lo que pasaba.
No es que quisiera mirar, pero debo haber visto doscientos culos esa mañana. Era imposible porque cada vez que mirabas un segundo por la ventana había siete pibes posados en pleno proceso con su potecito de agua para limpiarse a menos de tres metros de la ventana del tren.
Lo peor era que de repente el tren frenaba en alguna estación chica que solo tomaba algunos vagones y todos los demás quedábamos en medio de la vía enfrentados mano a mano con la gente deponiendo en nuestras caras. Encima nos miraban tranquilos como si nada...así con toda su inocencia al aire. Fue terrible.
Afortunadamente después de como una hora el tren tomo ritmo y abandonamos Agra para llegar a Lucknow donde con Cami y Greta casi matamos al pibe que nos llevaba en el carrito - bici a la estación de colectivos. Estábamos tan pesados que el pibe se bajaba del bici - carro y lo empujaba a mano porque pedaleando no había caso.
Llegamos a la estación y les juro que es más fácil explicarle a un mono como tejer un sweter que conseguir un pasaje a cualquier lado en India. La gente claramente no es tonta, pero hacen todo el esfuerzo posible por serlo y cagarte un par de rupias. Debemos haber estado tres horas y media tratando de conseguir un par de boletos, primero decían que no entendían inglés; sacamos unos mangos y de repente todos hablaban un inglés de Cabridge impresionante. Después decían que no existían colectivos que fueran de Lucknow a Varanasi, después decían que si existían pero que no había lugar en ninguno. Finalmente habían colectivos cada una hora y sobraba lugar en todos.
Antes de sacar pasajes tuvimos que decidir entre dos opciones: salir a Varanasi en un colectivo con aire acondicionado, sin paradas y asientos reclinables o en el lechero sin aire, que frena en todos lados y con asientos de madera que no se reclinan. La diferencia entre uno y otro era de $17 argentinos asique no fue una decisión difícil, sobretodo después del viaje en tren que había sido muy áspero. Hicimos votación y el resultado fue unánime, nos fuimos en el lechero.

Taj Mahal
Finalmente conseguimos un hotel en Agra con terraza, la cual supuestamente tenia muy buena vista, que estaba a menos de una cuadra de una de las entradas al Taj Mahal. Dejamos todo en los cuartos y subimos a la terraza a comer algo porque estábamos famélicos del viaje.
La subida a la terraza era por una escalera angosta que la verdad no prometía mucho, llegabas arriba y la vista era de la cuidad y nada mas, pero cuando uno se daba vuelta, quedaba mirando directamente al Taj Mahal sin obstrucciones visuales de por medio.
Para ser sincero cuando me di vuelta y vi el Taj Mahal me quede helado,  es muy impresionante, rodeado de arboles muy verdes llenos de flores naranjas. No se porqué pero es imposible dejar de mirarlo, el tamaño es descomunal y parece como si lo hubieran construido a escala para una persona de seis metros de alto.
Nunca pensé que me iba a sorprender así, generalmente los atractivos tan turísticos de este estilo me importan un glúteo, también antes de venir acá había visto monumentos famosos en otros lados y desde que llegamos a la India vi fuertes y palacios increíbles, pero esto fue algo que me impactó muchísimo.
Mas allá de la primera vista desde el hotel, esa mañana vimos el Taj Mahal desde el otro lado del rio y a la tarde entramos al complejo. Se puede entrar por cualquiera de las tres entradas oficiales y la vista que hay cuando uno ingresa a los jardines es de las cosas mas espectaculares que vi en mi vida.
Creo que nunca antes había visto algo tan imponente, lo miraba y juro que no estaba seguro de que lo que estaba viendo fuese real. Es imposible lograr la perfección, pero el Taj Mahal es perfecto por donde se lo mire.
No pregunte si a los demás les había pasado lo mismo que a mi, pero yo no podía creer lo que estaba viendo. No se bien porque pero fue algo que me dejo muy impresionado; la verdad que todavía no encontré como explicar la sensación que tuve ese día.
Además de lo simétrico y monumental de todo, la historia que baña el lugar es algo que me pareció muy interesante. Yo no tenia idea pero el Taj Mahal no es un palacio, ni un castillo, ni nada construido para mostrar o presumir el poder de algún Rey  frente a los otros como sucede en todo India.
El complejo esta organizado en varios jardines simbolizando lo que para el Rey hubiese sido el paraíso al que una persona accede después de morir. Uno entra por esos jardines y el recorrido lleva a la estructura hecha puramente en mármol blanco tallado a mano que fue construida por el Majaraha para alojar a su segunda mujer después de que ella muriera dando a luz, lo que en otras palabras significa que el Taj Mahal es una tumba.
Es impresionante lo que debe haber sido la desesperación del Rey y la impotencia de no poder hacer nada frente a la muerte de su mujer que hizo un pedazo de paraíso en la tierra para su cuerpo. Construyó una de las cosas mas impresionantes que vi en mi vida sabiendo que su mujer no lo iba a ver jamás, pero que sin embargo valía la pena hacerlo por lo que ella significaba para él. Todo lo lindo que tiene lo que uno ve cuando entra a los jardines fue hecho cuando ya no quedaba nada mas por hacer, es un regalo al recuerdo y a la memoria,  la tristeza vestida de gala o el último esfuerzo de un hombre que construye un paraíso para alguien que ya estaba en el paraíso.
Se dice que el mismo día que la mujer del Maharaja murió el pelo del Rey se puso gris, luego fue destituido por su hijo que lo dejo prisionero en una celda con una sola ventana que miraba directamente al Taj Mahal y una vez que murió fue enterrado al lado de su mujer en la misma tumba que ella.
Toda la simetría, símbolo de perfección para los musulmanes, fue estrictamente planeada por el Maharaja durante la construcción y la idea original era que ambos cuerpos fueran simétricamente puestos uno al lado del otro para mantener la armonía del lugar. Desafortunadamente el mismo hijo que lo dejo prisionero, con el que seguro no se llevaba bien, no cumplió el último deseo de su padre y ubicó su cuerpo asimétricamente dentro del mausoleo rompiendo con toda la perfección que se pretendía.
De aquel lugar y salimos a Varanasi, ciudad sagrada de India.

Taj Mahal.

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