viernes, 2 de marzo de 2012

Cap. 19: Everest Base Camp (V)


Día 8:
El trek del campamento base tiene como objetivo principal llegara a la cumbre de Khala Pahar, una montañita de 5550 metros sobre el nivel del mar que cuando uno la mira de abajo parece una pila de arena. El tema es que desde base camp el Everest no se ve porque está tapado por uno de sus ¨codos¨ que es otra montaña, entonces desde Khala Pathar es desde donde se ve el Everest y todas las montañas de alrededor de la mejor manera.
Todos tuvimos problemas para dormir en Lobuche, la falta de aire me hacía sentir como si estuviera con resaca o medio enfermo todo el día y eso que todavía no estábamos tan tan alto, encima no había luz en el hotel y del poco aire las velas no se prendían…no sé si del poco aire o por el olor a pata que tenía, había una baranda a chimichurri en el cuarto que mataba.
Esa misma noche mientras daba vueltas en mi cama sentía que me ahogaba, me senté para poder tomar aire y si previo aviso me reventó la nariz, si señores catarata a oscuras en el culo del mundo. Lo único que atiné a hacer fue atajarme con las manos para no enchastrar la campera ni la bolsa de dormir y como una niña en voz bajar deje salir un auyido de ¨ayuuuuda¨.
Por suerte Gret estaba en el cuarto de al lado y vino en mi salvación, abrió la puerta iluminando con el encendedor - linterna y me dijo ¨¿qué te pasa tarado?¨. Yo la miraba mientras me desangraba con cara de perro mojado y mientras me ponía los dedos como corchos le dije ¨jejeje pedón es queme sandgra da nadiz¨; me ayudo a salirme de la bolsa, me ilumino el camino, me limpie y al final entre los dos resolvimos todo y volvimos a dormir.
De Lobuche el próximo destino en el octavo día es Gorak Shep a 5160 metros, donde nos había dicho Rafa que por la altura ni siquiera se duerme.
Salimos temprano y la caminata era corta, llegamos a media mañana a Groak Shep y la verdad que el día estaba despejado asique decidimos subir ese mismo día a la tarde a Khala Pathar. Era jugado porque estábamos cansados y a esa altura es imposible recuperar la energía que uno gasta; generalmente la gente sube a las cuatro de la mañana para ver el amanecer, pero nosotros preferimos tratar de llegar ese mismo día porque el clima era bueno, nos asegurábamos la vista y porque es mucho mejor ver el atardecer que el amanecer.
Comimos y al rato arrancamos sin el pajero del guía que se quedó tirándose la piola toda la tarde en el hotel. Por lo menos para mí era llegar o llegar, no había opción me costara tres, cinco o cuarenta horas de caminata.
El sábado 4 de junio del 2011 al mismo tiempo que mis amigos volvían de joda yo, en la otra punta del mundo, caminaba como vieja herida a 5400 metros de altura para sacarle mi foto al Everest. Era un ¨pan…queso, pan…queso¨ porque no se podía caminar más rápido que eso, paso a paso y cada uno que daba era el más alto de mi vida. La punta no se acercaba nunca, de hecho parecía que se alejaba cada vez más y al mismo tiempo las montañas se veían cada vez mejor.
Es uno contra uno mismo. Cuando se camina ahí no se piensa, se vuela;  mientras subía pensaba en todo, dónde estaba, mi familia y que estaba haciendo algo que me había imaginado hace años, viendo de que se trataba de lo que los únicos tres libros que leí en mi vida hablaban.
Pensaba también en los diferentes que son las personas, los gustos de cada uno y que así como unos sueñan con trabajar en una oficina, otros agarramos una mochila con cinco remeras, un par de zapatillas, cuatro calzones, dos medias y nos vamos sin plan por el mundo. En la suerte que tenía y todo lo que me toco en mi vida hasta hoy; el súper culo de tener cuatro amigos que me quieran acompañar hasta el lugar donde estaba en ese momento; en Gret y Cami que se estaban portando como dos ¨pibitos de barrio¨, caminando con la mochila a cuestas varias horas por día, el frío, hambre, altura etc. Que si hubiera venido un amigo, por mas amigo que fuera y me hubiera propuesto: ¨che Silver…¿querés venir a caminar en quince días como doscientos cincuenta kilómetros, sin aire, cargando una mochila, sin bañarte y usando el iPod tres minutos por día para que no se te acabe la batería con migo?¨ automáticamente le hubiera pegado una patada en las bolas por pelotudo para después ofrecerle sutilmente un ¨uh…re buen programa pero tengo que estudiar, sory¨; sin embargo ninguno de los chicos me pego el fulbazo en las canicas cuando propuse llegar hasta ese lugar.
Pensaba de todo, cosas en serio y diez mil millones de boludeces, pero cada tanto me daba vuelta para ver el Everest que se asomaba atrás mío. Como tres horas después llegue a la punta de Khala Pathar donde Nico me estaba esperando; me senté mire un poco y saque una bolsita de maní que había preferido guardarme un par de días antes para ese momento.
Fue mi pequeño lujo, lo más valioso que tenía ese día a 5550 metros de altura era una bolsa de maní aplastado y el Everest de fondo, no necesitaba más nada. De a poco llegaron los demás, festejamos, sacamos fotos, vimos una avalancha enorme en la montaña de enfrente y dejamos una banderita de Argentina con nuestros nombres en lo más alto de la montaña de tierra que habíamos subido.
Nos queríamos quedar a ver el atardecer asique nos llevamos las bolsas de dormir, nos tapamos, quedamos un rato largo esperando que bajara el sol y la verdad que nos salió redondo, llegamos todos y vista perfecta sin nubes. Casi de noche llegamos de vuelta al hotelucho detonados, comimos y a tratar de dormir.
Día 9:
Esa noche a las tres y media de la mañana apareció el desgraciado del guía a levantarnos para volver a subir a ver el amanecer. Salimos una vez mas caminando lo que habíamos hecho el día anterior, pero esta vez bajo un frío asperísimo. El atardecer es mucho mejor, pero ya que estaba ahí yo me fui hasta arriba del todo donde me encontré con unos ingleses que luchaban por sacarle una gota de agua a los camelbacks de sus mochilas que se habían congelado. Las banderitas heladas parecían de chapa pero una vez que salió el sol todos recuperamos un poco.
Los ingleses también dejaron su trapo, la gran mayoría deja algo y ahí arriba uno puede encontrar de todo, inclusive plata. Yo la verdad que no tenía nada asique metí la mano en mi bolsillo y lo único que encontré fueron dos monedas de un centavo…y bueno deje eso nomas.
No sé si el Rey Mono juega en Nepal, pero si se llega a enterar de que solo deje dos centavos en el Everest estoy seguro que va pagar una buena recompensa a quien le lleve mi cabeza clavada en un palo.
Ese mismo día, una vez que ya habíamos bajado, salimos al Everest Base Camp; como otras tres horas de caminata tranquila por el pedrero y media más por arriba del glaciar. Es increíble caminar por ahí, es como estar arriba de un mounstro gigante que está dormido; hace ruido todo el tiempo y literalmente se mueve con uno encima haciendo que las piedritas rueden por todos lados.
Yo había visto en YouTube que un tipo caminando por ahí había encontrado un tubo de oxigeno vacío de como 1970 que se ve que había quedado en alguna parte del camino y el glaciar lo había llevado hasta abajo con los años. Me camine como detective toda el área buscando lo que fuera, pero la verdad que no conseguí mucho: una bolsa de bosta, una bolsa de pasto, una tuerca, una tapa de máquina de fotos, una pila y una batería de auto. Claramente mi botín era una lágrima, pero en eso entre las piedritas divise algo que llamo poderosamente mi atención. Me agache tipo paleontólogo, corrí unas basuras y agarre el tesoro…raro, era como un broche de ropa, que no era un broche de ropa, con algo apretado en el medio.
No sé quién habrá sido el hijo de puta que llevo el cordón umbilical de su ¨nene¨ al Base Camp después de que se le cayera, pero lo encontré yo. Imaginen mi cara cuando entendí lo que era la cochinada que acababa de levantar del piso…horror en el BC! Obviamente cuando le conté al infeliz de Matanga me jodió todo el camino de vuelta diciéndome que me quedara tranquilo porque seguramente no era un ombligo, que lo mas probable era que fuera un prepucio.
Volvimos del Base Camp muy cansados, comimos algo y nos quedaba una noche mas arriba del todo donde no se duerme…a menos que te claves un par de ibupiracs que te dejan hecho una seda y podes dormir doce horas como un adolescente de quince años.

Lo más alto de mundo: Mt Everest 8884m.

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