sábado, 31 de marzo de 2012

Cap. 33: Colgando en tus manos.

Nuestra idea era salir de Beijing hacia el sur rumbo a Xi an asique fuimos a la estación de tren a comprar los pasajes que necesitábamos. Debemos haber estado cuatro horas  y lo único que conseguimos fue una mina con un trapeador en la mano que lo único que sabía decir en inglés era ¨the cat is under the table¨. Era increíble, Beijing capital de una de las potencias del mundo y no había ni un solo chino que hablara en otro idioma que no fuera chino, ni uno solo en ningún lado.
Nos volvimos con las manos vacías al hostel, todavía en Beijing, y mientras algunos descansábamos otros se fueron a ver unos edificios que había en otra parte de la cuidad. No tengo ni idea como hicieron pero después de como tres horas los que se habían ido a ver los edificios aparecieron con los nueve pasajes de tren a Xi an para el día siguiente. Contaron que habían llegado a otra estación de trenes donde si había alguien competente y de casualidad tenían la plata encima para los boletos asique por fin teníamos nuestra salida al próximo destino.
Al día siguiente estuvimos otras cuatro horas para explicarle al taxista donde nos tenía que llevar y de pedo no perdimos el tren, nos subimos todos con nuestras cosas y ocupamos el espacio que nos correspondía; éramos las únicas nueve personas con ojos redondos dentro de un área de tres quilómetros a la redonda asique como de costumbre deduje que estábamos viajando en uno de los trenes locales.
El transporte estaba tan limpio que si se te caía una galletita al piso la levantabas más limpia de lo que había salido del paquete, agarré mi boleto para ver qué tipo de detalles me ofrecía y claramente no entendí un culo porque estaba lleno de dibujitos chinos por todos lados; lo único entendible eran dos números 16: 30 de un lado y 19: 45 del otro pero la verdad ni idea de que se trataba.
Empezamos a rodar de a poco y comenzó el viaje, note que todos los chinos a nuestro alrededor gozaban de bolsas grandes llenas de provisiones que hasta incluían fideos instantáneos a los que solo hacen falta agregarles agua caliente para que estén listos. ¨Bue que gente exagerada…ni que se fueran a quedar a vivir en el tren¨ me dije mientras los miraba despectivo.
Si solamente yo hubiera sabido que la desgracia de viaje en tren iba a ser de treinta (si, si, TREINTA) horas me hubiera llevado un elefante envuelto en salsa barbacoa; nunca me di cuenta que 16: 30 era la hora de salida y 22: 30 la de llegada y encima se atrasó tres. Yo veía que pasaba el tiempo y nunca llegábamos a ningún lado, claro cómo se me había roto el reloj me decía ilusamente ¨Qué largo se me está haciendo esto viejo¨ y no me daba cuenta del trasplante de glúteos que iba a tener que hacerme cuando llegara.
Encima de eso, todos los chinos cochinos de alrededor nuestro se la pasaron comiendo todo el día y como les daba paja ir al tacho tiraban  las sobras al piso sin que les importara nada, por ejemplo,  había otra cretina que como se había quedado sin pañales para el nene lo hacía mear en una lata de Coca que apoyaba en el piso y que obviamente después se cayó y entonces teníamos una combinación de fideos instantáneos, papeles, huesos de pollo, cascara de huevo, pedazos de salchicha y meo flotando por todo el tren.
Yo no les puedo explicar el ASCO que era el panorama cuando llegamos a destino, estaba tan impresionado que lo primero que se me ocurrió fue pararme y gritar bien fuerte ¨Ayuda Mr. Musculo¨ y por surte el Mr. no apareció porque yo creo que si el tipo llega a ver ese tren automáticamente se muere de un accidente cerebro vascular. No podía creer que la gente fuera tan tan sucia después de haber visto Beijing tan elegante, no tenía sentido como la cuidad pudo haber estado impecable siendo sus habitantes tan desconsiderados. Realmente es algo que todavía no entiendo cómo funciona.
Finalmente llegamos a Xi an, buscamos un hostel que estuviera bien ubicado y nos volvimos a acomodar, esta vez, los nueve en un cuarto de ocho camas. Me subí a la que me había tocado para descansar de semejante viaje y no había puesto la cabeza en la almohada cuando la china que nos había mostrado el cuarto me dijo algo y me indico que me saliera; yo la mire como diciendo ¨señora por favor, vengo de treinta horas de tren no me haga esto¨ mientras la mina me hacía la clásica seña de espera mostrándome la palma de la mano.
Directamente me puse a pensar de qué forma iba a matar a la desgraciada como para que fuera bien lento y le doliera mucho…y encima después de matarla le iba a cortar la cabeza y clavarla en la punta de un palo en la plaza para que las demás señoras de todos los hostels en China se dieran cuenta cual iba a ser su suerte si me despojaban de mi descanso. ¨La podría ahorcar…¨ me dije y justo cuando estaba a punto de saltarle al pescuezo ¨Chun li¨, que así la vamos a llamar, me dice ¨ok¨ con una sonrisa y se va del cuarto.
No me había dado cuenta pero ¨Chun li¨ era un ángel nacido en China, no puedo creer que en algún momento de mi vida se me haya cruzado por la cabeza matarla de esa manera, de hecho jamás podría hacerle daño a semejante criatura del Señor. La reina de ¨Chun¨ no estaba jugando con mi cansancio, todo lo contrario, me había hecho la cama para que no durmiera arriba del colchón como corresponde.
Hacían literalmente más de seis meses que no dormía en una cama con sábanas, aproximadamente 188 días sin que nadie me hiciera la cama (obviamente en mi puta vida me hice la cama solo); me di cuenta lo alejado que estaba de mis costumbres, cosas que en mi día a día hubieran sido lo más normal del mundo habían dejado de ser parte de mi vida y ahora los veía como lujos. ¨Qué lujo¨, fue lo primero que me salió, no podía creer que había una persona que no me conocía ni hablaba mi idioma se había tomado el trabajo de hacerme la cama; obviamente en China  ya estábamos mucho más cerca del mundo real de lo que habíamos estado en los anteriores países, y ahora que paso un poco el tiempo, que te hagan la cama en un hostel era de esperarse, pero en ese momento fue la señal más clara de que el viaje estaba empezando a cambiar.
El concepto de servicio: que alguien te ofrezca un plus para dejarte contento y asegurarse que vuelvas, evitando que vayas a buscar refugio con la competencia, afloraba en los pequeños detalles. Los chinos deben ser lo menos serviciales que hay en el planeta, con el turismo interno no les hace falta atraer gente de otras partes del mundo y por eso nadie habla ni puede ofrecerte información de ningún tipo en inglés, nos les hace falta y por eso no les interesa; pero sin embargo sentía que en china la gente me quería.
Por más que no los entendiera cada vez que iba al Mc Donalds, pedía algo para comer y pagaba, la señora detrás del mostrador me sonreía y decía algo que para mí significaba un ¨gracias¨; obviamente no soy idiota, a la mina le chupa un huevo que es de mi vida y no me quiere un carajo, es más, capaz hasta me decía ¨chau cara de pedo anda a comerte tu hamburguesa a otro lado¨ y yo ni me daba cuenta. 
Llámenlo como quieran, que haya un Mc en Xi an y que la mina cumpla a rajatabla el manual de servicio de la empresa es netamente un gol de la globalización pero en ese momento culturalmente me sentía mucho más cerca de lo mío.
El plato fuerte de Xi an eran los famosos ¨Guerreros de Terracota¨, un ejército en filas de como seis mil soldados esculpidos en terracota con sus armaduras que fueron descubiertos bajo tierra cerca de la cuidad. La verdad que son impresionantes y realmente vale la pena ir a verlos porque es algo que no se puede dejar de ver, la dimensión de la idea que tuvo aquel emperador y la forma en que la llevo a cabo es espectacular pero al igual que la muralla y la cuidad perdida estaba lleno de chinos por todos lados y eso a mí me tira muy abajo.
El otro atractivo, y mucho menos pasivo que los guerreros, era hacer un treking  como a dos horas de la cuidad en el Monte Huashan asique hicimos todas las preparaciones y nos conseguimos un colectivo que nos llevara al lugar. Huashan es una de las cinco montañas sagradas de China, parece como una piedra gigante con diez millones de escalones tallados  que te llevan desde abajo hasta cada uno de los diferentes picos donde la gente deja candados por todos lados (también esta lleno de chinos).
Decidimos subir gran parte de la montaña en teleférico para no perder tiempo y de ahí salimos a paso rápido para arriba, escalón por escalón fuimos esquivando devotos exhaustos hasta que llegamos a una especie de mirador en lo más alto; y no de casualidad era el único sitio de toda la bendita montaña en el que no había ni un solo chino.
¨¿Para donde seguimos?¨ pregunto Matanga, miré y la verdad que no supe que contestarle porque realmente no había más que un señor con pinta de inmigrante ilegal frente a nuestras narices; lo miro al tipo y le hago una seña como para que me diga por donde goma teníamos que seguir a lo que él me pide que me acerque; procedo y el hombre me pone un arnés equipado con dos sogas y dos mosquetones, me engancha ambos mosquetones a un cable y me dice ¨Hugh¨.
¨Ok maestro, como te imaginarás no hablo tu idioma de Neanddethal  asique por favor tirame aunque sea una seña más porque no sé qué hacer¨, el tipo me miraba e insistía ¨hugh…hugh¨ señalando el vacío. En un momento llegue a pensar que la idea era que me tirara por el precipicio pero finalmente entendí que el pibe nos señalaba un puentecito por el que teníamos que pasar.
Seguimos camino por el puentecito que estaba tan venido a menos que me dije ¨menos mal que estas atado¨, paso a paso fuimos avanzando y sin que nadie nos explique cómo se hacía cada vez que llegábamos a donde el cable estaba fijado a la piedra por un clavo grueso sacábamos un mosquetón, lo abrochábamos del otro lado del clavo y una vez que estaba fijo sacábamos el segundo y lo pasábamos de lado como el primero; de esa manera nunca estábamos sueltos del cable.
No era tan grave pero claramente no era el puente sin fin, primero se acabó la baranda, después de cuatro tablas de ancho paso a ser de dos, después se terminaron las tablas y tuvimos que bajar una especie de escaleras en las que había que meter los pies en unos agujeros hechos en la piedra para llegar a una parte en la que era una sola tabla clavada en la pared y nada más. Todo esto colgando de un cable oxidado sobre un precipicio de 500 metros.
Si uno busca ese treking en internet sale entre los cinco más peligrosos del mundo y la verdad que nuca en mi vida había caminado por un lugar tan extremo como ese; uno va de espaldas al precipicio, que es realmente alto porque literalmente no se ve donde termina, caminando de costado raspando la nariz contra la piedra por una tabla tan finita que te sobresale el talón para afuera y sin guía ni nadie que controle nada. Encima eso no es todo, varias veces mientras íbamos para un lado nos encontramos con gente que volvía asique había que colgarse del arnés, soltar un mosquetón, pasar el arnés del otro, volver a enganchar y soltar el segundo mosquetón mientras la otra persona terminaba de pasar: una locura.
Una vez más me dije ¨mira donde estas¨, junte coraje y me di vuelta como pude, me senté en la tabla con los pies colgando y con voz temblorosa me di un lujo… ¨que los cumplas fe - liz, que los cumplas fe - liz, que los cumplas SIL - VES - TRE,  que los cumplas fe - liz¨. Estaba tan cagado que fue el cumpleaños feliz más rápido que me cante en mi vida.
Me volví a parar, seguí mi camino por la tabla de la muerte hasta donde se terminaba que había una especie de mini templo, descanse un poco, me enganche de nuevo y volví sobre mis pasos hasta donde estaba el señor que me había mostrado el camino al principio.
Me senté en el piso como para bajar las pulsaciones mientras miraba la vista y si hubiera tenido súper poderes me hubiera teletransportado cinco minutos al sillón de mi casa…¨eh flaco, tenés que bajar ya de la montaña porque te perdés el bondi de vuelta a Xi an¨ me dijo una alarma cerebral en mi cabeza asique salí cagando para abajo y me repiquetee los diez millones de escalones de la punta de la montaña hasta la base (no había presupuesto para bajar en góndola).
Cuarenta minutos después llegue abajo detonado, no daba más, las piernas me temblaban como a un  jubilado a fin de mes; me tire en el piso un rato a descansar y mientras esperaba que llegara alguno de los chicos decidí hacerle una pasadita al kiosco para comprarme alguna chuchería...not.
Ir a un kiosco en China puede ser más deprimente que ir a dar clases de matemática a un criadero de chanchos, osea la oferta es siniestra: patas de gallina al vacío, no la parte de la pata del pollo sino el pie de la gallina con los dedos, las uñas y todo; salchicha en pomo; huevos duros negros también al vacío; tiras de carne seca; los caramelos no son caramelos, los abrís y son ciruelas secas, pasas de uva, duraznos rancios etc.; un horror, no existe el chocolate ni el azúcar que te arruina los dientes…, con lo que me gustan los kioscos a mi les juro que salí de ese lugar con un agujero en la psiquis.
Lo peor de todo es que la gente se come esas cosas felices de la vida, porque claro una vez ahí me dije ¨quiero ver quien se come esto¨ pensando que nadie iba a parecer, hasta que una familia llegó, compro una pata de gallina para cada uno y se fueron todos contentos masticando los huesitos y escupiendo las uñas del pollo mientras caminaban hasta el auto.
En dos minutos mi ida al kiosco se nublo y me termine comiendo un choclo, una batata hervida y como era mi cumpleaños la señora, tras comprobar el dato pidiéndome el pasaporte, me regalo un huevo duro con sal.
De ahí seguíamos viaje a otra de las ciudades que nos habían recomendado.







Hua shan trek. 

Hua shan trek. 



Guerreros de Terracota. 


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