Día 10:
Salimos
tranquilos para abajo; terminamos lo que habíamos ido a hacer y ahora
volvíamos, con cinco días de caminata en el medio, al a pocilga de Katmandu que
llamamos ¨casa¨. Salíamos de Gorak Shep y en eso nos topamos con un grupo de
personas que subían en el cual habían varias minas. A cinco mil metros de
altura por más feas que fueran las chicas parecían el ultimo scouting de Pancho
Dotto, nos miramos con los muchachos y con carita ¨vámonos de acá porque sino
me tengo que meter una granada en los calzones¨ y seguimos camino para abajo.
Días
11/12/13:
La bajada es
un placer, se puede bajar corriendo que no hay problemas, de hehco cada vez uno
se siente mejor. Yo estaba hecho un hueso, me tuve que achicar otro agujerito
del cinturón y casi que no me quedaban Snikers de reserva…por suerte porque yo
estaba asqueadísimo de esos chocolates. Creo que si viene un chorro con un
cuchillo me va a sacar menos cosas que si me apunta con un Sniker.
De la bajada
no hay mucho que decir, uno quiere llegar lo más rápido posible y por mas
lindos que sean los pueblitos pasan como figuritas repetidas. En uno de esos
pueblitos, que no me acuerdo cual fue, me encontré en una plantación de papas
con una viejecita inofensiva que regaba con un tacho, ¨hola, vengo en son de paz¨
le dije y ella me sonrió. Agarré la máquina de fotos para sacarle una y sin
previo aviso la cara amable de la señora se transformó en un orco rabioso que
al grito de ¨no foto!¨ me sacudió un piedrazo por la cabeza; decir que la
anciana estaba medio mal comida y no llego a atinarme pero me podría haber
volado la tapa de los sesos la desgraciada.
En otro de
los pueblos en los que dormimos corre fuerte la historia del Yeti, tanto que en
el 2008 la policía dictaminó que una mujer de la zona había muerto causa de un
¨Yeti attack¨. Nos comentaron que en el templo del lugar había un cráneo del
supuesto hombre de las nieves y que podíamos verlo a cambio de una humilde
donación…fue casi peor que el obligo de Base Camp, parecía una gorra de baño
hecha con un cuero de cabra.
Día 14:
Finalmente
arribamos a Lukla nuevamente, nos conseguimos un hotel y fuimos a ver un
festejo que había en el pueblo donde bailaban las danzas típicas del lugar etc.
Nos sentamos a esperar que la cosa empezara mientras veíamos como correteaban
los niños por todos lados jugando como conejitos en un campo verde. La ley en
Nepal parece que no apaña a los mocosos insurrectos porque en el evento había
un viejo con una vara verde especialmente dedicado a mantener el orden;
entonces la joda era que cada vez que aparecía ¨Don Vara¨ con su palo todos los
pendejos dentro de los diez kilómetros a la redonda salían cagando y se metían
debajo de las mesas. Todos menos una chiquilla turista muy malcriada, que ya
habíamos visto y comentado lo malarreada que era, que vagaba occidentalmente
por ahí y fue ajusticiada por el verdugo infantil.
El baile era
un embole, tal embole que nos fuimos a ver que había mas allá de las costumbres
nepalíes y por fortuna encontramos un bar, nos metimos tímidos y descubrimos que
había un ¨happy hour¨. Si hay uno, hay dos…y no hay dos sin tres asique
averiguamos bien hasta que hora era la joda y nos fuimos rápido a comer (seis
de la tarde) para volver lo antes posible al establecimiento.
Comimos y
volvimos por más; claramente hacia como dos meses que no tomábamos mas que agua
mineral asique con dos latas de cerveza yo ya me había volado las tejas y
estaba bailando furioso con Nico, Cami, Gret y Matanga salidos de sus cabales.
El ¨boliche¨
estaba hasta las manos, éramos con suerte ocho personas en todo el lugar hasta
que llegaron las ¨Vancouver¨ para completar la escena. Obviamente como no
podíamos con ellas nos les unimos y formamos amistades con lo que hasta ese día
habían sido nuestros enemigos.
Fue nuestra
primera joda en todo el viaje y la verdad que la gastamos, pero la reina de la
noche fue ¨La Colo¨, una colorada que se frotaba hasta con la mesa de pool pero
que no le daba bola a nadie. Una colorada que si la ves en Argentina le tiras
una moneda porque era horrible y se daba el lujo de no darle bola a nadie.
Volvimos agotados al hotel a las diez de la noche y nos fuimos a dormir.
Día 15:
Terminamos
la aventura y ahora nos tocaba tomarnos devuelta el avión que amenazaba con no
salir por el mal tiempo. El aeropuerto parece un chiste, se puede pasar con una
motosierra por el detector de metales que no suen; no es que esté dando una
idea terrorista pero es increíble.
El vuelo de
vuelta fue tranquilo y de una vez por todas llegamos devuelta a Katmandu
liquidados.
Base Camp
fue un éxito, lo organizamos en un segundo y no fue para nada caro. Comimos y
dormimos mucho mejor que en cualquier otro lado de los que paramos antes y es
algo que pude hacer cualquiera.
Solo se
necesita cabeza y que te guste la montaña, mas allá de eso uno puede caminar
mas tranquilo y en mas días, si es necesario hasta se puede contratar un porter
y subir sin mochila.
Las montañas
que uno ve en ese lugar no entran en los ojos, son ENORMES de verdad. El
Everest es una de las cosas más imponentes que vi en mi vida; cada uno va a
tener una sensación diferente si es que va, todos tenemos desafíos diferentes y
esta buenísimo ir a buscarlos ahí arriba.
¿Porque la
gente sube el Everest?, nose…supongo que cada uno tendrá sus razones. Cuando
era más chico a veces me subía al techo de mi casa, no sé porque pero me
acuerdo perfecto la sensación de estar arriba de todo lo que era mi vida,
arriba de mi cuarto, del cuarto de mis papas, de la tele, mis juguetes etc.
Creo que
simplemente es cuestión de que te gusta o te intriga, no debe haber mucho que
explicar o muchas razones para subir al techo del mundo. Solo…subir.
Chortens. |
Puente plegarias. |
Plegarias. |
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