jueves, 15 de marzo de 2012

Cap. 25: No hay dos sin tres.


El próximo destino era Banbasa que es el paso de Nepal a India por el que nos convenía cruzar para después ir a Rishikesh que era nuestro destino final. Arrancamos el viaje a las ocho de la mañana en el techo de un colectivo que iba hasta las manos de gente, en el que además casi me decapito con un cable de luz que estaba un poco bajo. Ese colectivo nos dejaba en un lugar donde debíamos tomar otro colectivo que nos llevaba a la frontera y de ahí otro colectivo hasta Rishikesh.
Otra vez la misma historia, prefiero tres meses de cárcel a pan y agua en Kazajistán que volver a subirme a otro colectivo en Nepal. Para que se den una idea los colectivos que veníamos tomando desde nuestra salida del Rajastan, tres meses atrás, eran bastante peores que el 60 en Buenos Aires; asientos de noventa grados y mas duros que un cocainómano.
El primer tirón fue de unas diez horas hasta la frontera, salimos del país en el que estábamos sin problemas y procedimos a hacer el papeleo para entrar a India. Llegamos a la oficina de inmigraciones donde habían tres inútiles que nos explicaron que hasta que el oficial de turno no terminara su hora de nado en el rio no podíamos hacer ningún papel; cuarenta minutos después apareció el coronel que intento sacarnos un mango por el pase pero y que obviamente no pudo.
De la oficina caminamos como una hora bajo el sol hasta el lugar de donde salía el otro colectivo, compramos varios kilos de los mangos más ricos del mundo y tomamos el segundo colectivo del día.
Supongamos que el segundo tramo era de otras diez o doce horas hasta Rishikesh a donde llegamos a las ocho de la mañana…del día siguiente. No hace falta que explique el estado en el que estaba después de esas veinticuatro horas de viaje; más cagado a palos que la fidelidad de Juanita Viale.
Después de un día de merecido descanso recorrimos la cuidad que se caracteriza por ser la capital mundial del yoga; a mí la verdad que el yoga me importa un sobaco y si estaba parado en la capital mundial de ¨la unión del cuerpo y la mente¨ o del p¨alito bombón helado me daba lo mismo, pero los demás aprovecharon e hicieron un par de lecciones que les resultaron renovadoras.
El lugar es interesante, mas allá de que no pareciera muy prometedor, se puede hacer rafting en la parte alta del rio Ganges que divide al pueblo en dos o caminar a las cascadas que quedan cerca. Hicimos la segunda opción que no estuvo mal pero que tampoco fue desquiciadamente divertido; ahora lo más interesante por lejos de Rishikesh era la comida del hotel, había puré de papas…puré de papaaaaaaaaaaaas!!! Una cosa de locos, no lo podíamos creer.
De ahí nuestro próximo destino era Manali y otra vez nos esperaba un largo viaje en colectivo.

 


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